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De Fernández Villa, mineros y demás

30 de Julio del 2012 - Félix Martín Martínez (Oviedo)

Ahora que se han apagado las barricadas, que han cesado los voladores y la dinamita, que los automovilistas han dejado de ser secuestrados en las carreteras asturianas, toca reflexionar acerca de los acontecimientos mineros. Nadie en su sano juicio está a favor de la pérdida de puestos de trabajo, nadie celebra la incertidumbre laboral de tres mil familias, y mucho menos de un trabajo duro donde los haya, la mina.

Pues, bien, los acontecimientos alrededor de las huelgas mineras han sacado de la madriguera, otra vez, a José Ángel Fernández Villa, uno de los personajes más siniestros de la Asturias de los últimos 35 años. Sus minutos de gloria ante las cámaras televisivas regionales, ya se sabe, las que nos cuestan alrededor de cuatro o cinco mil millones de pesetas al año, le han dado al sindicalero de les Cuenques otra vez el protagonismo. Y llama la atención la sutilidad del tratamiento de la Policía con quienes actuaron de saboteadores de la vida asturiana, los de las barricadas, y los que, en definitiva, han contribuido a paralizar, más si cabe, la dinámica económica de nuestra región. Fernández Villa reconoce, no obstante, que lleva 60 años en este negocio. Es la única verdad que se puede extraer de su mitin desde la barricada.

Sí, sí, ciertamente, Fernández Villa lleva 60 años en el negocio de vivir sin dar un palo al agua, en el cuento, la palabrería y el puño en alto. Claro que, primero, habrá que reconocer sus años de fiel colaborador con el franquismo, cuando ejercía al lado del comisario Claudio Ramos (véase el capítulo 12 de «Clandestinos», de José Ramón Gómez Fouz). Lo que Fernández Villa no cuenta, por vergüenza, son sus años de fiel colaborador con el desmantelamiento industrial de Asturias, durante el tiempo en que formó parte de la ejecutiva nacional de PSOE, en Madrid, junto a Felipe, Guerra y Solchaga (ministro campeón del paro en España). Lo que Fernández Villa no reconoce es cuando repetía tantas veces aquella machada de que «... pa cerrar un pozu, hay que pasar por encima de mi cadáver...». ¡Hay que ver la cantidad de veces que han pisado el cadáver de Fernánez Villa! ¡¡¡Cagunmimanto!!! Lo que Fernández Villa no cuenta es la cantidad de años que lleva sin trabajar, haciendo que hace y simulando defender al obrero. Pero, además, qué es eso de que «... esto ye cosa de la puta derecha... ¿Se dirige así Fernández Villa a Gabino de Lorenzo, su amigo de toda la vida? ¿Son acaso los cinco millones de parados, cosa de la puta izquierda? ¿De qué puta son los 100.000 parados de Asturias?

Nadie con sentido común, insisto, defiende que la sangría laboral asturiana continúe. El desgobierno de Álvarez Areces nos ha dejado como herencia casi 100.000 parados, con el consejero Graciano Torre a la cabeza. ¿Será como premio que otra vez Torre haya sido refrendado como consejero del paro en Asturias?

Pero Asturias es mucho más que la mina. Ningún otro sector laboral en España ha sido subvencionado de forma tan multimillonaria como la minería. ¿Qué pasaría si también los trabajadores agroganaderos o de la pesca (que trabajan 365 días al año) se tiraran a las barricadas y la dinamita? El problema de la minería se resolverá el día que un solo político asturiano (con bemoles) se atreva a decir alto y claro que la minería es un sector deficitario. Si no, ¿a qué viene eso de comprar carbón de extranjis en Polonia y simular que ha salido de la mina de La Camocha? ¿Cuándo se va a esclarecer este fraude y cuándo sus delincuentes irán a la cárcel por fraude? Claro, que siempre nos quedarán Villa y su puño en alto: ¡¡¡Cagunmimanto!!!

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