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A todos los amigos de Secun, gracias

16 de Julio del 2012 - Paula Martínez Huerta (Oviedo)

Hoy hace una semana que se fue la persona más importante de nuestras vidas. Secundino Martínez Martínez, Secun, esposo, padre, abuelo, compañero y amigo sin igual.

Y es que mi padre era un personaje. Su personalidad, su imaginación, su mente llena de ideas y sus ganas de luchar y darlo todo por su familia le llevaron por la vida de una forma peculiar, diferente. Y así, a través de esa mente especial y de ese corazón engrandecido más por orgullo de saberse capaz de todo que por su enfermedad, nos las transmitió a todos dejándonos una huella imborrable en nuestros corazones.

Todos los que le conocíais sabéis que no hay palabras para describrirle. Era un hombre con caracter, pero de gran ternura, la cual fue aumentando a la vez que lo hacía su familia. Siempre fue rojo pero era capaz de ver el color de todas las cosas; siempre fue exigente pero era capaz de dedicar el tiempo que hiciera falta para enseñar a los demás a ser mejores. Siempre fue tripero, juerguista, liante y cuentista, pero eso, y mucho más, era lo que le convertía en la persona capaz de hacer que el más estricto lo fuera cuando debía serlo y que ese mismo se sintiera libre para relajarse y dejarse llevar cuando era el momento. Siempre fue especial, y hacía sentirse especial a quien tuvo la suerte de pasarse por su vida en algún momento.

Trabajador nato; todo lo salió mal. O eso decía él. Sin embargo nosotras lo vemos de otra forma. Mi padre conseguía que las cosas se hicieran realidad. No se quedaba esperando a que otros las hicieran por él, era pasional, impulsivo. Era un líder. "Hay que llegar el primero y marchar el último hija", me decía. Y yo siempre le decía que todo hombre de éxito fracasa al menos 3 veces antes de hacerse millonario. Pero a él la enfermedad no le dejó porque su corazón, de tanto dar, se quejó demasiado pronto del ritmo al que mi padre le sometía y eso, a él, le peso siempre. Sin embargo, en ese instante tan fugaz que es la vida de uno, todos supimos y tuvimos la suerte de hacérselo saber, que no hubo fracaso alguno. Sólo éxitos papá.

El de mantener a su familia sin que le flaquearan una sola vez las rodillas. El de dar todo su amor a todos a los que apreciaba. El de ser tan generoso de dar hasta lo que no tenía por lo demás. Y el de, por encima de todas las cosas, construir una fortaleza para su familia con el único objetivo y deseo de que ésta permaneciera unida. Una fortaleza segura, confortable, pero llena de ventanas por las que entra el sol y de puertas con enredaderas que suben por las paredes; de caminos que llevan a Alemania, o a Pernambuco; de aromas a paella o cordero a la estaca y a tortilla especial Martinelli, y desde la cual se escuchan, por las noches, o cuando el alma se vuelve oscura por la tristeza, el miedo, o el desasosiego, las olas del mar y la brisa marina.

Mi padre nos enseño muchas cosas. Pero la más importante la estamos sintiendo ahora, justo ahora que nos falta. Siempre nos quiso hacer fuertes, luchadoras. "La cabeza alta y la moral arriba" nos decía. "Con una sonrisa todo es mejor". "Siempre hay que quedar bien con la gente". Y por eso hoy queremos cuidar a todas esas personas que nos han cuidado estos dias y a lo largo de toda la vida.

La familia que recorrió cientos de kilómetros para darle el último adios a Secun. Los amigos que lloraron desconsolados la partida de un tío muy grande. Los amigos de sus hijas, que vivieron tantas y tantas cosas con él y con mi madre, y que sabemos que siempre le recordaran y los que a pesar de no haberlo vivido, conocen o sienten su historia a través de nuestra historia. Las clientas y amigas de la peluquería de mamá, los vecinos, los montañeros, los pitancieros, el rincón de Pin, los del Camino de Santiago, los de siempre... todos buena gente, como él.

A todos esos, gracias. Y tras las gracias, la invitación. Mi padre tenía el deseo de que no le lloráramos. Quería hacer una espicha cuándo él faltara, en la que hubiera una foto suya y corriera la sidra y sonaran las gaitas. Genio y Figura. Aún no hemos sido capaces papá, pero estamos organizándolo todo para que cuando sea el momento, se desarrolle todo según lo previsto. Tú nos entiendes.

Papá, te vamos a echar de menos cada día un poco más. Todos. Gracias a esos todos. Gracias a ti.

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