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Los políticos y sus políticas

20 de Julio del 2012 - David Alberto Piquero Soto (Langreo)

En este extraño mundo que nadie entiende muy bien, ni sabe a dónde se dirige ni cómo controlar. Mientras unos políticos sobre los que deposita su confianza el pueblo, además de ser en gran número (excesivos) y encima resultar unos ineptos, miren ustedes a dónde nos han conducido, que se permiten no solamente gozar de privilegios desmedidos, como el disponer de rentas vitalicias, con escasos años trabajados, que además muchos hacen compatibles con grandes beneficios detrás de empresas o asociaciones de las que forman parte o de algún modo dirigen. Y es que son pocos, realmente pocos, los que no puedan ser catalogados de morralla, como puede ser Anguita, que renunció a su renta de político y se conformó con la de maestro, que es su profesión, una vez dejado o mientras no ejerza de político. Algo alejado de la imagen que se puede tener de los políticos, encargados en teoría de llevarnos a «buen puerto», que en su mayoría resultan carentes de escrúpulos y deshumanizados, algunos más que otros, pudiera ser; grandes incompetentes y farsantes que tras ellos es fácil entender que hay intereses exclusivamente personales, que lo que les preocupa verdaderamente es alcanzar el poder y lo que esto supone, manejando para ello del modo que sea a los que representan y para los que gobiernan, es decir, a todos los ciudadanos del país. Pues es tal la codicia, en algunos, que no conformes con esto, cometen delitos tipificados, para acrecentar aún más sus fortunas. Cuando a un pueblo inocente de todo cuanto sucede se le impide rebelarse pese estar cayendo en la mayor de las miserias, sin poder sobrevivir dignamente de su trabajo, y hasta se le pretende silenciar. Realmente vergonzoso en las manos de los maleantes de turno en que estamos una vez y otra.

Opina uno que, primeramente, antes de recortar sobre los más desfavorecidos y lo que está más que claro que es un bien para el país, como la sanidad, la educación, la investigación, salarios y derechos de trabajadores, como parados y pensionistas, y se cumpla lo pactado con la minería o se busquen soluciones o acuerdos, etcétera, lo que habría que hacer, en realidad, es acortar tanto politiqueo, amiguismos, demagogias, retóricas, eufemismos; dejen de contarnos cuentos y resultar aparentemente convincentes y todo lo persuasivos que pueden, y quienes viven a costa del pueblo y nos han conducido hasta aquí sean los que tengan que arreglarlo o pagar por ello y responsabilizarse de lo que acontece, como los grandes beneficiados, pese a todo, de lo que ocurre. Y, ahora, en vez de tratar de manipular la información, sacarse la información que interesa y ocultar otra, decimos cuándo, cuánto y cómo les conviene que nos enteremos, o tergiversar cuanto pueden, y con ello se evita el juicio objetivo, propio y crítico como la unión, y a su vez nos convirtamos en manso rebaño, fácil de conducir, mientras los que gobiernan se permiten de todo a nuestra costa, haciendo de nosotros cualquier cosa que les permita a ellos de esta forma obrar a su antojo y sin problema alguno, como el privatizar cada vez más todo. El pobre cada vez más pobre y por otro lado existan algunos ricos que saquen provecho de cómo está la situación del país. Habría de ser todo más transparente, legal y permitirse las libertades y derechos que con la democracia parecían ya conseguidos, cómo equilibrarse todo, aminorar las diferencias de clase y ser todo un poco más justo, y gocemos de las mismas posibilidades, que viene a decirse en la Constitución. Y no que unos se permitan andar en la mayor de las abundancias posibles mientras otros se ahogan en las mayores penurias, todo al mismo tiempo y sin razón de ser. Seamos un poco razonables, respetables, solidarios y honrados, que no estaría de más, y resultaría todo más humano y equitativo. Que, al fin y al cabo, somos todos personas y procedemos de lo mismo, aunque a veces uno tenga sus serias dudas.

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