De Bankia al banquillo
Otro escándalo mayúsculo es el de Bankia y esas cajas de ahorros, cuyos dirigentes, por los motivos que fueran, han dejado sin perras a los pequeños accionistas. Esto ya se veía venir, porque en esas entidades bancarias había un tejemaneje muy extraño, sospechoso, y todo era mangoneado por políticos de diferentes ideologías. ¿Qué pintaban los susodichos en las cajas de ahorros? Pues que, además de ese mangoneo, se beneficiaban en todos los sentidos, particularmente en el monetario. Esto era del dominio público, y ya no digamos cuando Bankia se metió en el ajo y tomó las riendas de unas cajas ruinosas y esquilmadas.
Todos hemos visto en televisión al eufórico y sonriente Rodrigo Rato tocando aquella campana, triunfal y exuberante de éxito, dando con ello a entender que Bankia era la mejor. Asombro en el mundo y todo eso, y a los cuatro días, el bombazo y el escándalo. Todo era una farsa y una mentira, que lleva ahora al banquillo a los responsables, que son, al parecer, treinta y tres, siendo Rodrigo Rato la cabeza más visible del turbio negocio bancario. Bueno, presunción de inocencia y todo eso, pero de momento han sido inculpados todos ellos. Por lo tanto, se sentarán en el banquillo, por mandato judicial. Eso: de Bankia al banquillo, y del banquillo, posiblemente, a la trena puede ir alguno. Por estafa, engaño y administración desleal. ¡Cómo está el patio, Pascual!
Pero lo vergonzoso e irónico del caso, de ser cierto, es que esos directores y consejeros de Bankia y cajas de ahorros se han llevado, en concepto de indemnizaciones o compensaciones, una fabulosa y millonaria pasta gansa, que ahora tendrán que devolver, digo yo, restituyendo con ella los ahorros de los accionistas estafados. Está demostrado que los escándalos de chupe y mamandurria, generalizadamente, se dan ya en todos los estamentos, sociales y políticos de este carpetovetónico país, que necesita una limpieza a fondo de tanto corrupto y sinvergüenza.
Aquella campana de Bankia, señor Rato, dobla ahora por los engañados accionistas, que piden justicia y la devolución de todo el dinero estafado.
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