Carta a Natalio Grueso
Estimado Natalio: siempre fuiste un soñador. Yo, también, muchas veces gracias a ti.
Con una mezcla de tesón, diplomacia e idealismo, conseguiste cumplir muchos de aquellos proyectos que ya diseñabas cuando éramos chavales. Pero, amiguín, para crear, uno ha de sentarse, tarde o temprano, con los políticos. Los políticos que saben ver las oportunidades, las apoyan y las impulsan. Pero también aquellos otros que sólo ven su propio interés, aquellos a los que sólo les importa oponerse a todo lo que proponga el contrario. Me da igual de qué partido sean. Una vez serán de un bando y otra del opuesto: siempre existirá ese tipo de políticos rastreros, nefastos, que sólo buscan poner trabas, decir que no, encontrar el más leve resquicio que favorezca la polémica y que paralice los acuerdos, que ralentice los procesos, que incordie y que moleste, que impida el desarrollo y el bien común. Es su trabajo. Lamentable.
No tengo ninguna duda de que podrás llevar a buen puerto (nunca mejor dicho) una idea tan genial, creativa y, además, beneficiosa para Asturias, como el Niemeyer. A pesar de las chinchetas en el camino. Yo, si te digo la verdad, me imaginaba que, tratando con políticos, alguna vez te llevarías un disgusto.
Por favor, no dejes de soñar.
Rafael García Barrero
Oviedo
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