El sistema no lo inventamos nosotros
Los que vamos a pagar el pato somos siempre los mismos y no por derrochones, las pensiones, el paro y el salario mínimo interprofesional dan para pocos despilfarros. Por supuesto que fueron los políticos, ellos nos metieron en este circo, desde los padres de la Constitución, pasando por las autonomías de primera, segunda y tercera. Recordad, comenzamos esta andadura con un Gobierno central y ahora son 445.568 políticos los censados, casi 150.000 más que en Alemania, no me vais a decir que los hemos elegido; a mí, que me registren, se han montado ellos solitos en el mejor negocio de su vida. Buenos sueldos, mejores dietas y, para compensar, algunos consejos de administración, créditos a la carta en las cajas, acceso a información privilegiada, asesores, amiguetes y familiares. Cuando hablan de que hacen lo que el pueblo pide ¡es mentira! El pueblo no pide nada, ni aeropuertos en cada esquina, ni edificios faraónicos, ni un AVE para cada pueblo, ni siquiera una Monarquía, los pueblos siempre quieren progresar, pero con mesura, como lo hacemos la gran mayoría de ciudadanos, estirando la pata a lo que da la manta, pero son ellos en su afán de perdurar los que llevaron el circo al crecimiento de los enanos y, para rematar, están empeñados en compararnos con Alemania, ¡será por el fútbol! Ahora venden miedo cuando no hace mucho vendieron nuestra industria en general a cambio de las migajas que nos regalaban los listos franceses y alemanes como ayuda desinteresada ¿Y qué tenemos? Dos millones de parados de la construcción, del crecimiento sin control por la avaricia de cuatro y del descontrol, y aquí la construcción no volverá a resurgir y, por tanto, la generación de empleo, tampoco. En los países industrializados es fácil pasar los baches de las crisis, esos picos cíclicos, televisiones, frigoríficos, lavadoras, automóviles, hay que renovarlos periódicamente, los pisos son para toda la vida. ¿Y qué hacían mientras nuestros políticos? Reírse de lo tontos que eran los eurodiputados que nos regalaban dinero a cambio de cerrar astilleros, siderurgia, minas, perder cuota láctea, agricultura, cuota pesquera, liquidación del transporte marítimo, etcétera, y ellos, a sus pluriempleos y a insultarse en el Parlamento en vez de legislar. ¡Claro!, y les parece mal que llamemos a esto república bananera, sin menosprecio de las repúblicas bananeras. Por todo esto, ¡no admito que me digan que la culpa la tenemos nosotros! Y para cerrar, una guinda de un poeta gallego, decía Castelao: «Mean por nosotros y tenemos que decir que llueve». ¡Pues, no lo consintamos!
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