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Solución a la crisis: cambiar el dinero de color

7 de Agosto del 2012 - María Mercedes Abol-Brasón Álvarez-Tamargo (Oviedo)

Dicen que los bancos no tienen dinero.

Dicen que los bancos no tienen dinero porque han dado créditos hipotecarios para comprar la vivienda: «¡Por fin! esa vivienda digna que dice la Constitución».

Dicen que los bancos no tienen dinero porque han dado créditos a empresas, comercios y particulares con una deficiente gestión sobre el riesgo.

Yo creo que los bancos nunca han tenido dinero.

Yo creo que los bancos el único dinero que tenían era el de gestionar el dinero de los demás: clientes.

Yo creo que los bancos han dado créditos usando el dinero de sus clientes.

Yo creo que los bancos han dado créditos pensando en ganar dinero y han dado más dinero del gestionado, pensando en ganar mucho más dinero. Y yo creo que el banco tiene tres deudores: el propio banco, que «ha vendido el dinero de sus clientes a no se sabe quién como inversión y lo ha perdido» (avaricia y soberbia –amor al dinero y al poder–); el Estado, que ha administrado de forma ruinosa haciendo inversiones insosteniblemente económicas con fondos europeos que ahora tiene que devolver (avaricia y soberbia –amor al dinero y al poder–), y los ciudadanos, que al tener que apretarse el cinturón se han quedado sin trabajo y consecuentemente sin dinero (y esto no es ni avaricia ni soberbia, pero se puede convertir en ira –amor por la justicia que al ser injusta se puede convertir en venganza y resentimiento–).

Y esto es «la crisis» que pretenden resolver a base de «decretazos»: el último de fecha 13 de julio, que comienza diciendo: «La recesión que comenzó a experimentar la economía española en el año 2008 y la política económica entonces seguida para hacerla frente llevaron a la acumulación de algunos desequilibrios macroeconómicos insostenibles...», y sigue dando una serie de explicaciones incomprensibles, inentendibles y complejas para un simple ciudadano que a lo único que está acostumbrado es a ser obediente porque siempre nos toca obedecer.

Y eso que dicen que hoy hay más dinero que cuando comenzó la crisis. Pues entonces hay que pensar que: el dinero está parado –no se mueve o no se declara–, está escondido –lo han robado–, se ha marchado –ha abandonado el territorio español–.

Como los gobernantes «ignoran dónde está el dinero» y es necesario que vuelva a circular, vuelva a su caja o vuelva a su país, lo vamos a cambiar de color (lo han dicho los economistas).

Hace unos años lo hicieron: cambiaron la peseta por el euro (y aparecieron muchísimas pesetas). Y esa medida no endeudó (lo dijeron).

La realidad de la verdad es la acción: (antes de que llegue el período navideño y el caos se apodere de lo que queda de los «españoles en pie» cuando los funcionarios no consuman la paga extraordinaria suprimida hasta no se sabe qué año). Decretazo a cumplir en el plazo de dos meses: cambia el color de los billetes de 200 euros, 100 euros, 50 euros, 20 euros, 10 euros, y 5 euros: serán de un único color morado (aquel que los tenga tendrá que cambiarlos por el nuevo color); desaparecen los billetes de 500 euros (aquel que los tenga tendrá que cambiarlos por billetes de 200 euros o 100 euros del nuevo color); cambia el color de las monedas de 2 euros, 1 euro, 0,50 euros, 0,20 euros, 0,10 euros y 0,05 euros: serán de un único color blanco: cobre y níquel (aquel que las tenga tendrá que cambiarlas por el nuevo color), y desaparecen las monedas de 0,02 euros y 0,01 euros (aquel que las tenga tendrá que cambiarlas por monedas de 0,05 euros del nuevo color). Los nuevos billetes y monedas serán ilustrados con representaciones de «oficios o trabajos físicos o manuales para los que no se requiere titulación» en honor de la vida cotidiana de la inmensa mayoría de los ciudadanos de la zona euro.

Volviendo el dinero a casa (si no lo cambian, lo pierden), ayudará a: la emancipación de los jóvenes; la desaparición del desempleo o paro y consecuentemente desaparición de la prestación por desempleo: mantener la retención de IRPF e IVA; mantener las bases de cotización de los autónomos; mantener el gasto en Educación, Sanidad y Justicia, y ayudas a los deudores empresariales, comerciales y particulares o hipotecados y consecuentemente rescate de la banca.

No tiene sentido modificar la forma política del Estado español, «monarquía parlamentaria», para resolver el problema de la «crisis económica». Debemos renovar la clase política y que ésta no se convierta en una carrera profesional: siempre a través de las urnas.

Decía Francisco García Salve –escritor español–, «la misión de los fuertes es ayudar»...

Y la de los sabios, enseñar: ¿dónde están los sabios ahora?, ¿los sabios están haciéndose ricos o más ricos?, que no nos minen como minaron a los judíos (primero la estrella de David amarilla cosida en el ropaje a la vista, luego los guetos, después los campos de trabajo o campos de concentración y por último los campos de exterminio, y ¡no se dieron cuenta!).

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