Bancos sin intereses
En estos tiempos que corren en los que el BCE no suelta un euro, bien porque no se fia, bien porque no lo tiene, en el que los bancos compran al 0,5 y venden al 7, este mismo tiempo en el que los que creímos que los políticos eran nuestros representantes y sólo representan a una casta que sólo vela por los intereses de las cajas a las que arruinaron, a unas empresas públicas inútiles posada con pensión completa de amigos, ETT con puesto fijo de familiares y congéneres de partido con currículum estrecho y bolso ancho, mamporreros de empresas energéticas que nos suben el porcentaje en proporción al sueldo que van a percibir una vez se queden sin puesto, en estos tiempos existe un banco que no te cobra intereses hasta por existir. Ese banco se llama familia, sólo hay que tener un aval que se llama suerte. Suerte y gracia de Dios de que aún estén ahí. Este banco, denostado en la época zapateril y vampirizado en la marianil, debería ser el ejemplo de estos malandrines inútiles, estafadores elegidos en urnas, derrochadores de lo ajeno y ahorradores de lo propio. El arco de triunfo parisino debería ser una maqueta de juguetería frente al que deberíamos levantar a esos padres, abuelos, hermanos o hijos que son el verdadero apoyo de esta sociedad podrida por estos sátrapas que no roban la bandera de la democracia porque es su único parapeto para defenderse de las ordas de los ciudadanos que cada vez están más hartos de ellos. Las míseras pensiones de padres y abuelos y el sueldo mileurista de hijos, cada vez más esquilmadas por estos ladrones con siglas democráticas, son el banco sin intereses para poder comer, pagar un alquiler o simplemente para subsistir de millones de personas que de no ser así harían de esta sociedad un campo saharaui de refugiados.
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