El último vuelo del intrépido.
El intrépido, con la potencia de su motor central, tras opresora situación y desplegadas las alas de la libertad, aprovecha las corrientes térmicas para alcanzar a la escuadrilla europea. Ésta, ya en pleno vuelo, le tiende los cables de sus ayudas que le dan la plácida sensación de no necesitar ya motor central alguno. Tras deshacerse de ese peso muerto; el intrépido vuela con la suavidad de un velero en el aire. A cambio de sus ayudas, a los europeos se les compra maquinaria y se les ofrece los servicios de realizaciones de poco valor añadido, así como, ocio y viviendas que se revalorizan constantemente. Cuando la perturbación financiera obliga a la formación de aviones europea a efectuar un descenso en picado; el intrépido vuela ocupando la última posición, la más alta, llegando a jactarse de ello: nuestros datos económicos son más altos y estamos ayudando a frenar la caída. Pero, cuando los otros detengan su descenso y comiencen a exigir a sus motores potencia para remontar el vuelo, soltarán sus cables cada vez más inermes en su unión con el intrépido y, de esta guisa y sin motor, el intrépido picará hacia una depresión profunda y larga pillado por su falta de conocimientos, destrezas, competencias y competitividad industrial.
No son momentos para amilanarse. Son momentos para dejar de creer en el carbón y en su valor añadido el kilovatio del CO2; la siderurgia de lo mismo y de un difícil futuro si Mittal no aporta valor añadido con transformados de chapa, o consigue para Asturias una factoría de vehículos baratos modelo índico para mercados pobres fácilmente exportables desde Nuevomusel. Son momentos para considerar al paraíso natural tan sólo como una preciosa tarjeta de visita de una Asturias productiva con el valor añadido de su industriosa capacidad. No es el momento de los convenios colectivos, ni de despidos, ni de huelgas; es el momento de garantizar el empleo y la ocupación por medio de firmes negociaciones en cada empresa según su situación. Es el momento de esfuerzos saláriales a cambio del empleo, buscando compensaciones a futuro como la participación accionarial de los trabajadores en los beneficios. Es el momento de una política empresarial comprometida con el triunfo y no con el negocio. Es el momento de que el autentico empresario facilite la búsqueda y el encuentro de los conocimientos, destrezas y competencias tecnológicas con la empleabilidad, para rentabilizar la fijeza de los empleos por medio de la FP ocupacional y específica. No es el momento de las contrataciones temporales. Es el momento de aprovechar plenamente lo que se tiene y, para eso, nada mejor que el empleado fijo. Es el momento de que la FP para el empleo forme a técnicos, bien orientados y seleccionados, en sus aulas taller de tecnologías específicas procurando su alternancia con el puesto de trabajo. Es el momento del esfuerzo en la producción para vender fuera. Es el momento de las pymes exportadoras a las que hay que apoyar. Es el momento en el que el aprendizaje permanente debe brillar como un faro desde sus Centros propios.
Hace falta abandonar las egoístas luces de posición para, desechando las cortas, poner las largas a alumbrar un futuro para todos. Es la hora de los sueños mediante una FP conceptualmente correcta aceptando todos los grados de especificidad: FP inicial (conocimientos); FP para el empleo (destrezas); y FP en el propio puesto de trabajo (competencias). Es la hora de los proyectos, el esfuerzo y la cooperación. No es el momento de prescindir de ningún esfuerzo y hacer mudanzas, sino de dar fijeza a las contrataciones y mantener al mismo personal en el mismo puesto. Es el momento de que los jefes no descansen ni un día para que todos se esfuercen y cooperen tranquilos.
Gracias por el esfuerzo y la cooperación, ¡rectifiquen los que pretenden mudanzas en las contrataciones!
Carlos Muñiz Cueto es instructor de FP para el empleo
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