Carta en apoyo de David Leis
Estimado David,
El pasado martes a muchas personas nos has devuelto la confianza en la política. Tu denuncia de las mamandurrias municipales que el señor alcalde no ha sabido desmentir (su amenaza de las consecuencias políticas que pueden tener sus declaraciones le deja en peor lugar, si cabe, que tus propias declaraciones) es un poco de aire fresco para quienes creemos que por encima de clientelismos y servilismos están los principios y la honradez, la justicia y la equidad.
Supongo que tanto tus compañeros de partido como los socios de gobierno argumentarán falta de lealtad, y no les falta razón: la lealtad es también uno de esos principios fundamentales que se deben sembrar con nuestros actos, pero para poder ser leal a los demás primero se ha de ser leal a uno mismo y a aquellas ideas de servicio público que supuestamente han llevado al político a la vida pública. Y eso es lo que tú has denunciado en el fondo: tanto a tus compañeros como a tus socios de gobierno parece que se les ha olvidado que están ahí, elegidos democráticamente, para defender los intereses de todos, no los de la secta de turno.
Me gustaría creer que tu valentía sirve para algo más que para salir damnificado por decir, no sólo lo que piensas, sino lo que es objetivamente justo. Porque creo en el argumento de la justicia tanto como en la justicia de los argumentos me gustaría pensar que serás premiado y no forzado sutilmente a dimitir con el tan traído argumento de la estabilidad municipal (que en realidad oculta los deseos personales de mandar o de mantener un sueldo). Pero me imagino que sutilmente acabarás en el cementerio de los políticos olvidados, aquel en el que los valores prevalecen sobre los compromisos y los favores, y por eso quiero lanzar un grito en tu favor, antes de que sea demasiado tarde: ¡Ánimo, David! Gracias.
Quizá tu acto fuera fruto de un pronto de indignación, quizá fuera políticamente incorrecto, quizá debieras haberlo lanzado en privado o en el seno de tu partido. Pero eso es preferir las formas al fondo, y el fondo de lo que defiendes es lo que en el fondo debemos defender todos para que aquellos viejos principios y derechos que se consensuaron en la constitución para convertirnos en un país moderno y modelo, adquieran firmeza y presencia en el día a día. No olvidemos que lo que tu denuncias es lo que tu partido presume que defiendeeso sí, mientras no hay prebendas que repartir: señores, ningún pacto puede sustentarse con el silencio ante lo que no es justo, salvo que estemos pensando en organizaciones cuyos métodos discretos quedan fuera de la legalidad.
En tiempos de crisis resulta obsceno que sin pudor sólo se decida cerrar servicios, que afectan a los ciudadanos, o reducir horas de limpieza en los espacios y centros públicos mientras hay dinero invertido a plazo fijo para planear obras megalómanas, o mientras se destina una partida para repartir productividades fijas a colaboradores por motivos que poco tienen que ver con la profesionalidad. Detrás de ese cierre de servicios, además de ciudadanos afectados, hay seres anónimos, trabajadores, que tienen todo el derecho a indignarse porque a la vista está que 70 años después, el famoso aforismo de George Orwell que dice que todos somos iguales, pero unos más iguales que otros, sigue plenamente vigente.
Por eso es de celebrar ese aire fresco y esperanzador que declaraciones como las tuyas nos dejan en el pensamientoy en el corazón. ¡Ánimo David! Y gracias.
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