Villa, ¡cuánta cara!
Señor Villa, ahora que remiten las algaradas callejeras ,¿cómo no reflexionamos un poco, siquiera un poco de su dual militancia político-sindical? Para ello utilizaré argumentos lógicos ciertos e incontrovertibles, para cuándo una palabra de conmiseración para las víctimas de la etapa más sórdida de la democracia española, cuando usted era un altísimo dirigente del PSOE, en concreto miembro de su comisión ejecutiva federal, esa funesta época en la que se enterraba a las personas en cal viva o se troceaba al país en interminables casos de corrupción. Claro, es interesante porque seguro que muchas de esas personas que le jalean cuando rezuma odio en esos mitines a los que tan acostumbrados tiene a la parroquia, no conocen su verdadera dimensión personal, la verdadera y no la impostada: que usted lleva décadas dedicado y entregado a todo tipo de triquiñuelas en aras y a mayor gloria de las marionetas políticas a las que usted y solo usted les marca el ritmo de los acontecimientos.
Solamente el acatamiento ciego y el respeto alucinado a la organización piramidal explican la sumisión incondicional al dirigente; no es posible que en un grupo social la crítica quede relegada de manera indeleble. Cuando alguien como usted, señor Villa, solapa la acción sindical y política, surgen intereses personales y corporativos de unos pocos que se benefician de la ingenuidad de la mayoría. Los libros de historia están llenos de personas que en su día fueron agasajadas y sólo el paso sereno del tiempo fue el juez que las puso en su lugar. Esa historia a la que me refiero espero que le juzgue con la severidad que se merece. Llleva décadas engañando a las personas que confían ciegamente en su persona, y dejemosnos de monsergas usted y solo usted es el primer liquidador del negocio del carbón , y no creo necesarias mas explicaciones. Ahora te tutearé para decirte que cara mas dura tienes.
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