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Violencia de género, un asunto sin resolver

25 de Noviembre del 2008 - Cristina Coto de la Mata

«¿Acaso el hombre puede ser libre si la mujer es esclava?»

Percy B. Shelley

2008 se lleva de momento 60 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas, 60 mujeres que vieron de cerca los ojos de la locura machista y que han pagado con su vida el precio de querer simplemente vivir, porque detrás de cada muerte hay una mujer ahogada, reprimida, censurada; una mujer que probablemente hizo algo que no fue del agrado de su dictador particular. Y no cesa, cada 25 de noviembre conmemoramos el «Día internacional contra la violencia de género» y cada año recordamos a nuestras muertas sabiendo que mañana pasará de nuevo. Y junto a las que ya no están, aquéllas que padecen cada día el infierno del maltrato en cualquiera de sus variadísimas formas, desde la bofetada o la paliza hasta la agresión sexual, desde la privación de dinero hasta el más refinado y destructivo maltrato psicológico.

Han pasado muchos años y se han dado muchos pasos. De la mano de las mujeres y del feminismo se sacó del hogar un asunto que se consideraba privado. Hoy lo encontramos en las agendas políticas, forma parte de los programas de gobierno locales, autonómicos y nacional, pero la violencia contra las mujeres pervive y lejos de morir repunta entre los jóvenes; a falta de los datos de 2008 sabemos que en 2007 fueron interpuestas más de 25.000 denuncias por mujeres menores de 30 años, más de 1000 de ellas menores de 17. Y cada año más denuncias. Por supuesto que la denuncia es positiva, en tanto que refleja una mayor concienciación, pero en el otro lado de la moneda evidencia igualmente que el problema no cede ni un milímetro y que siendo cierto que no más de un 10 por ciento de las víctimas denuncian, es fácil deducir que el número de mujeres que sufren esta forma de terrorismo es ingente, en concreto y según el reciente informe de evaluación de la ley de Violencia de Género, un 63 por ciento de la población femenina española, hablamos de 1.200.000 mujeres.

La cuestión es ¿cómo proteger a las mujeres? Porque además de las medidas de prevención, esenciales y escasas en el ámbito educativo, y de reparación de los daños causados a la mujer y también a los hijos que han padecido la violencia, una de las cuestiones centrales se encuentra en la protección, desde el momento mismo en que se interpone la denuncia hasta que se celebra el juicio, y aun después. Si tenemos presente que de las 60 mujeres asesinadas 13 habían puesto en algún momento una denuncia contra su maltratador y 10 disponían de alguna medida de protección cuando se consumó el crimen, una reflexión crítica nos lleva a concluir que es imprescindible multiplicar los esfuerzos para que la mujer que denuncia no se encuentre desprotegida.

Hacen falta más recursos, Amnistía Internacional así lo recoge en su informe 2008 y desde el Partido Popular nos sumamos a la petición, especialmente ahora que se va a revisar la Ley Integral en el Congreso de los Diputados, hacen falta más policías dedicados exclusivamente a la violencia de género, especialmente formados para estas tareas y en comunicación directa, permanente y personalizada con las víctimas reales o potenciales, más Juzgados especializados en violencia de género los compartidos están colapsados que cuenten con los medios necesarios para garantizar su funcionamiento, desplegar por todo el territorio nacional las oficinas de atención a víctimas y hacer efectiva la asistencia letrada inmediata, establecer unidades forenses de valoración de riesgo en todas las provincias, donde tales informes, en base a los cuales se pueden establecer medidas cautelares, cuenten con el aval de la opinión de psicólogos y asistentes sociales.

Medios. Se trata en definitiva de llevar a la práctica y al 100 por ciento los derechos del título II de la Ley Integral, algo que cuesta dinero, un compromiso económico que marca la diferencia entre el anuncio amable de una ley ambiciosa y la apuesta real por ella. Ya es suficiente con que la tasa de paro femenina sea superior, nuestra tasa de ocupación menor que la de los hombres, nuestra temporalidad más elevada, nuestros sueldos menores, todo lo cual no es sólo un problema de las mujeres, sino que afecta a la competitividad del propio país. Por eso la igualdad es cosa de todos, por eso es bueno reflexionar y mejor aun actuar. Como ciudadanos nos queda la posibilidad de ayudar cuando podamos, para que se deje de tolerar, para que se ponga la denuncia, para mostrar las sendas de salida del infierno. La violencia de género y la desigualdad retratan a una sociedad y a un país y por eso nos incumbe activamente a todos. Y hablando de reflexión, una se pregunta qué es lo que ha pasado para que nuestro país haya descendido del puesto 10 al 17 en materia de igualdad en un solo año, superándonos Lesotho, un país con un PIB 50 veces menor que el nuestro. Por eso hoy no cabe bajar la guardia, que ya es bastante lento el camino como para andar hacia atrás.

Cristina Coto de la Mata,

Diputada del PP en la Junta general del Principado.

Cristina Coto de la Mata

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