¿Valen para algo los colegios profesionales?
Un colegio profesional es una corporación de derecho público de carácter gremial, que intenta ordenar el ejercicio de las profesiones y defiende los intereses de sus colegiados.
Los colegios oficiales de profesiones habitualmente liberales velan por el cumplimiento de una adecuada labor profesional donde la ética constituye un principio incuestionable, los estatutos votados por los colegiados marcan las pautas a seguir dentro del ejercicio profesional.
En resumen, los colegios profesionales fijan criterios que regulan el ejercicio de la profesión contribuyendo a garantizar una mayor operatividad y elaboran códigos de deontología profesional sin contravenir «a priori» la moral particular del profesional.
Las críticas a los colegios profesionales no son pocas, la obligatoriedad de pertenencia para su posible control, el ser excesivamente caros y otras los hacen cuando menos controvertidos.
Parecería que el Estado en último término podría supervisar la labor profesional y certificar junto con la Universidad la capacidad del ejercicio profesional, por lo que el «visado» requerido por algunos colegios (técnicos) con la finalidad de reforzar la calidad de los trabajos (proyectos de obras, etcétera) sólo sería una forma sutil de financiación. En este sentido, el hecho de que un grupo imponga normas y cuotas recuerda a los gremios medievales que utilizaban los mismos argumentos para defender su existencia.
¿Son modernos los colegios o, por el contrario, antiguos, rancios y obsoletos? Pues los hay para todos los gustos y, como siempre, a la postre depende de la motivación que tengan sus colegiados por crear, innovar, sugerir, en fin, comprometerse.
¿Dónde está? Como en el caso de los colegios de médicos, la participación ciudadana, la de asociaciones de pacientes, de representantes de las administraciones locales, regionales, etcétera, con su ingente potencial de ideas y recursos. Dónde está una labor docente seria y continuada para la población sobre hábitos saludables, consumismo, consejos de salud, etcétera, en forma de charlas, conferencias, guías y libros, participación en prensa, radio, TV, internet, chats, videoconferencias, espacios publicitarios, etcétera.
¿Cuándo y cómo? Se ocupan estos colegios de por dónde va la investigación, qué relación mantienen con las universidades, con institutos de investigación, con los hospitales, con los centros de salud, con las empresas, con entidades filantrópicas, etcétera.
Entiendo que es mucho lo que se podría hacer y poco lo que se hace, las personas responsables de la marcha de la organización tienen otras prioridades y su tiempo y su dedicación ni son suficientes para tanta labor ni desde luego está controlado ni auditado, quizás el altruismo en la dedicación perjudique a toda la organización.
Sirvan estas líneas como reflexión ante la convocatoria de elecciones a la junta general del Colegio de Médicos de Asturias, digamos si queremos seguir con el colegio que tenemos o queremos otro muy diferente o no queremos ninguno, el debate debe abrirse aquí y ahora.
Debe rellenar todos los datos obligatorios solicitados en el formulario. Las cartas deberán tener una extensión equivalente a un folio a doble espacio y podrán ser publicadas tanto en la edición impresa como en la digital.
Las cartas a esta sección deberán remitirse mecanografiadas, con una extensión aconsejada de un folio a doble espacio y acompañadas de nombre y apellidos, dirección, fotocopia del DNI y número de teléfono de la persona o personas que la firman a la siguiente dirección:
Calvo Sotelo, 7, 33007 Oviedo