Juan Pablo II
Monseñor Amato nos anuncia que el proceso de beatificación de Juan Pablo II, la primera fase, concluyó en 2008 y, conforme a algunos medios de comunicación eclesiales, la beatificación de Juan Pablo II puede ser el próximo año, en abril.
Muchos millones de admiradores ha tenido y seguirá teniendo la persona y la labor ingente que ha realizado el siervo de Dios Karol Wojtyla. Pero para los que estamos convencidos de que «sin Mí no podéis nada» (Juan 15, 5b), nuestro respeto y nuestra admiración se centran con más énfasis en la recia espiritualidad y la fe que tenía. Es verdad que Dios le había dado un carisma personal que a muchos nos despertaba admiración y amor.
Un millón o dos de personas casi nunca le faltaban en los múltiples viajes que fue realizando hasta exprimir todas sus energías. Nadie habrá seguido a Jesucristo con más docilidad y amor que lo ha hecho Juan Pablo II. Ignoro si alguien ha conseguido congregar cuatro millones de personas como lo ha hecho él en Filipinas.
Su muerte ha sido heroica y lacerante. Las pruebas de humildad que nos ha dado es posible que no tengan parangón en la Historia. ¿Quién es el abuelo que no siente vergüenza cuando le sale la baba por la comisura de los labios mientras dialoga con dos o más personas? Pues todo esto, junto con la mucosidad que le asomaba por las ventanas de la nariz, lo presentaba todas las semanas en la plaza de San Pedro a miles de personas. ¿Se puede ser más humilde? Pues Concepción Arenal nos ha dejado escrito que «nunca el hombre parece más grande como cuando confiesa su pequeñez, ni para nada se necesita más fuerza que para ser humilde».
Cuánto bien se le haría a todos los estudiantes de España si les cambiaran Educación para la Ciudadanía por las 14 encíclicas que han sido publicadas por Juan Pablo II, porque abarcan todos los problemas que tiene el hombre de hoy, dándonos soluciones para resolverlos pacíficamente, sin más injusticias, sin más guerras, sin más sangre, sin más analfabetismo, sin más hambre, sin más odio y sin más envidia.
Juan Pablo II en su pontificado ha llevado el santo Evangelio a 140 naciones y más de 1.070 ciudades. Ha beatificado a 1.302 personas y ha canonizado a 472 beatos, y ha recibido a más de 18 millones de personas de las creencias más diversas, condenando siempre las dictaduras, sabiendo que su Dios y el nuestro es el campeón de la libertad, esa libertad que consiste en hacer cada uno lo que quiere sin perjudicar a nadie, y sin pretender que estando dos cuerpos juntos, el más fuerte pueda darle muerte al más débil, rehusando la obligación que tiene de protegerlo. Absurdo nos parece, y lo es, que alguien venga a decirnos cómo tenemos que educar a nuestros hijos, y peor aún cuando nos meten por los ojos ejemplos inmorales, así nos luce el pelo.
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