Y el cielo se hizo más azul
El pasado jueves fue un día triste para algunos miembros de la familia oviedista. Un joven seguidor del Real Oviedo nos dejó después de mucho tiempo sufriendo y luchando contra una larga enfermedad. Pese a su corta edad y no ser socio del club, cada domingo seguía las andanzas de nuestro Oviedín desde su casa o desde el hospital, alegrándose con cada gol de los nuestros y sintiendo como suya cada una de las derrotas del club.
Confeso oviedista y madridista, todos los años la visita de los jugadores del Oviedo en el Materno lo hacían muy feliz y lo abstraían de la dura realidad que estaba viviendo. Nadie sabe cómo agradecen las familias esos momentos rodeados de nuestros jugadores. Ver las sonrisas en los rostros de todos esos críos que están viviendo unos momentos tan complicados es algo impagable. Su habitación en el hospital siempre lucía motivos azules (banderas, banderines...) y madridistas que, cada vez que le tocaba salir o entrar en el complejo hospitalario, trasladaba con él. Seguro que desde ahí arriba recordará y no olvidará aquellos momentos vividos con jugadores como Gonzalo, Jorge Rodríguez, Jandro... –con este último guardaba relación por el lugar de procedencia de su familia– y los muchos regalos que de ellos recibía, que después mostraba a sus amigos lleno de orgullo. En su recuerdo más reciente quedarán los partidos jugados con sus amigos y en compañía de Diego Cervero a principios de este verano.
Desde hace unos meses formaba parte de nuestra peña. Aunque no podía asistir a los partidos, y mientras pasaba largas temporadas en el hospital, se enorgullecía de ser un «frixuelo», y así se lo hacía saber a todos los médicos y personal del hospital. «¿Sabéis?, ¡soy un frixuelo!», repetía días después de unirse a nosotros a todo el que lo visitaba en la habitación.
Allá donde estés, Pablín, los triunfos de nuestro Oviedo también serán tuyos. El jueves pedimos a los jugadores que le brindasen la victoria en la presentación ante nuestros ojos en partido oficial y cumplieron. Seguro que él estará enormemente feliz allá arriba. Desde estas líneas, os queremos pedir que no dudéis en meter la pierna, en sprintar o en luchar cada uno de los balones que parece que se van a perder por la línea de fondo en esta temporada que está comenzando. Recordad que, allá arriba, en el estadio que más oviedistas alberga, hay miles de corazones azules que, como el de Pablo, Dubo, Armando, Parajón y los de cientos de oviedistas que nos han ido dejando, siguen sufriendo y alegrándose por un sentimiento que no entiende de categorías.
Desde nuestra peña, y seguramente en nombre de toda la familia, queremos agradecer las numerosísimas muestras de cariño recibidas a lo largo de estos días. Estad tranquilos, amigos, Pablín va a poder seguir viendo a su Oviedín allá donde éste juegue. Ahora tiene asiento en una tribuna privilegiada.
Hoy tenemos una razón más para volver. Hoy, de nuevo y tristemente, el cielo es un poco más azul...
Pedro Barthe del Castillo y el resto de la peña azul Frixuelos
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