Luego se quejan
Los hosteleros, sobre todo, pero los comerciantes, en general. Voy por los primeros porque, salvo raras excepciones, creo que viven al margen de la realidad o se dejan engañar por las sensación de normalidad que parece haber en las terrazas y en el ambiente de los bares. A mí también me llama la atención, pero somos así. De otro lado lo quitaremos, pero una cerveza o un vino entre amigos o con tu pareja los fines de semana no va a faltar. Lo que sí va a empezar a ser uno es más selectivo. Y sin dar nombres, porque hay tantos casos que no vamos a personalizar tampoco, ahí va un ejemplo. En la plaza de Trascorrales de Oviedo, hay un sitio con una gran terraza donde sirven un vino de Ribera del Duero que se llama Mayor de Castilla. En otros tiempos podría pasar, pero hoy en día la cultura del vino está muy entre nosotros y, mira, todo el mundo sabe lo que vale una botella de esas en el súper, y su escasa, por decir algo, calidad. Pues bien, en ese sitio me atracaron con 5,60 euros por dos minicopas. Porque ésa es otra. Cuando pagas 2,80 por un vino, al menos la copa debería ser de un servicio digno, no un catavinos. Así que te lo cobran a precio de Pesquera, en servicio de juguete. Conclusión, ahí no vuelvo ni aunque me inviten. Es una tomadura de pelo, una burla a la gente. Y como ya se creen que lo tienen asegurado por el sitio que es, tan anchos que se quedan. Cuando la cosa empeore, se quejarán de la crisis y de que tienen que echar camareros y todo eso. Encima chantajistas y llorones. Falta autocrítica. Faltan ganas de gustar. Bares como éstos son meras cajas registradoras. Amigos, sed selectivos, no rutinarios.
Y en cuanto a los comercios en general, ahora que se acaban las rebajas, mi propia reflexión. Si una prenda o unos zapatos valen 100 euros en temporada y luego, en rebajas, quedan en 60 euros y siguen ganando, cuando cobraban 100 ¿qué hacían? No lo entiendo. Si cobrasen 60 desde el principio, probablemente venderían más y no les quedaría ya casi nada para saldar, y lo que quedase ya lo podrían hacer a precios de segundas rebajas o remate final que tanto publicitan. Así, además, le darían el verdadero sentido a lo que significan las rebajas. Liquidar mercancía para empezar la nueva temporada sin restos de la anterior. Conclusión otra vez: los tiempos han cambiado, pero esta gente no se recicla, sigue con sus costumbres y al final lo que les quedarán será cerrar.
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