Los taxistas asalariados de Oviedo
Soy la mujer de un taxista asalariado que está bastante sorprendida de la vara alta que se les deja a los dueños de las licencias de taxi en Oviedo.
Es realmente sorprendente, porque se les permite tener a varios «asalariados» trabajando sin respetar derechos ni ningún tipo de convenio. Como ejemplo le voy a poner a mi marido, que es de los que mejor está, ya que tuvo la suerte de caer con un jefe que es buena persona y no es de los que exige, aunque le digo que es un 1 por ciento de los dueños.
Mi marido normalmente entra de lunes a jueves a las dos y media o tres y llega a las doce y media, más o menos, el fin de semana entra a la misma hora y sale a las seis o siete de la mañana. Imagínense mi hijo de cinco años lo que ve a su padre, que descansa los domingos, pero llegando a esas horas antes de la una no se levanta. Pero yo no escribo por eso, porque trabajos duros sé que son todos, y encima hay que dar gracias de tenerlo. Mi queja viene porque para ellos no hay festivos, no hay puentes, no hay vacaciones, ¿por qué? Tan sencillo como que si no trabajan no cobran, y mi marido no se puede permitir el lujo de descansar tres días seguidos, porque tenemos hipotecas, como todo el mundo.
Así que yo me pregunto: ¿es que los taxistas asalariados no tienen derecho a un convenio que regule sus vacaciones y sus derechos o a un sindicato que luche por los mismos? Pues parece ser que no, porque lo único que tienen son la asociación y la federación de taxistas, que la componen los dueños de los taxis, que son los únicos que tienen voz y voto, que lo único que quieren es que sus asalariados hagan lo máximo posible para llevarse el 60 por ciento, y algunos, incluso el 65%, si quieres que te suban un poco más la cotización, que cuando tienen el taxi parado una hora sin dar dinero se ponen enfermos.
Otra cosa que también es vergonzosa es que hace seis años una parada costaba 25 millones. Ahora las últimas se han vendido hasta por 70 millones, gente a la que en su día les costaron cinco u ocho, o les tocó al dársela el Ayuntamiento. Como se comprenderá, gente normal no puede pagar ese dinero, pero como aquí nadie dice nada..., y a uno al que se le ocurrió escribir al periódico casi se lo comen.
Ahora estarán todos como locos buscando quién envió esta carta y diciendo que a quién se le ocurre morder la mano que nos da de comer. Pues no, señores míos, ustedes no me dan de comer, porque ustedes no son los que están once y catorce horas al día ganando el dinero para traerlo a casa, que cuando sube el gasoil, rápido hay que subir las tarifas, porque, si no, pierden dinero, pero cuando baja, como ahora, no se les pasa por la imaginación bajarlas, es más, incluso encima ya piensan en la subida de primeros de año, con esa filosofía incentivan mucho que la gente llame a un taxi. Ahora, atrévanse a decirme si he dicho alguna mentira.
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