Un sí o un no es gratis
Señor Javier Fernández:
Muy señor mío: no caeré en la redundancia de preguntarle qué tal está usted, porque, aparte la salud, le presupongo tan ocupado como corresponde a su posición y tan preocupado como corresponde a la situación.
Dicho esto, yo no quiero contribuir (tampoco soy quién) a aumentar sus pesares, pero sí me hago cargo de los de un colectivo de personas que, por mi posición y por la situación, me tienen también ocupada y preocupada: son los opositores.
Son muchas las personas que están pendientes de las decisiones de la Administración: desde los operarios de servicios (desde el año 2008 están pendientes de cuándo se va a celebrar su examen; son cuatro años...), pasando por el personal del SESPA (celadores, auxiliares de enfermería, enfermeros/as, etcétera, que igualmente llevan años esperando en este caso a que se convoquen las plazas ofertadas), hasta otros colectivos, que no por menos numerosos son menos importantes como, por ejemplo, los técnicos en Educación Infantil. Todos ellos han dedicado mucho tiempo y bastante dinero para formarse y estar en condiciones de afrontar el examen, y parece justo y necesario que se les tenga en cuenta.
A nadie se le escapa el momento que estamos viviendo, por lo tanto ya no parece necesario ponerlo de pretexto cada vez.
Últimamente estamos acostumbrados a que se nos compare el gobierno de un país con el gobierno de una familia: nadie puede gastar más de lo que tiene, cualquier persona sabe que no se puede vivir por encima de las posibilidades. Podrá parecer, llevando este razonamiento al extremo, que una solución para la situación sería poner al frente de este país a un consejo formado por una representación de los padres y madres que consiguen que sus casas milagrosamente funcionen con más decisión que medios en buena parte de los casos.
Como ya sé que las ocurrencias son tan osadas como las comparaciones, daré por no escrito el párrafo anterior, y paso a hacer una sugerencia que no cuesta dinero. No voy a pedirle que examinen ya, o que convoquen ya. Algo mucho más sencillo: díganos qué van a hacer. Un sí o un no es gratis. Sólo con eso muchas personas sabríamos a qué atenernos: los profesionales podríamos planificar nuestra actividad y asesorar debidamente a los alumnos que acuden a nosotros... Los opositores sabrían a qué atenerse y de una forma u otra también podrían poner cierta orientación a su trayectoria profesional...
He decidido dirigir esta carta a la persona y no al cargo porque me parece que las personas entienden mejor las circunstancias de quienes les rodean. Créame: no son cosas menores. ¿Es tanto pedir?
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