Navia insufrible

13 de Mayo del 2009 - Nohemi S. Toyos (La Caridad)

Que Navia no vive sólo de los habitantes del casco urbano creo que es obvio; una buena parte de obligados usuarios de sus servicios (bancos, Correos, centro de salud, supermercados, etcétera) somos gente del concejo y concejos limítrofes que, por tanto, no nos queda otra que utilizar el automóvil para acceder a la villa.

Y aquí comienza la odisea, y lo ilustro con un ejemplo de hoy mismo. A media mañana, solicito permiso en mi lugar de trabajo para realizar un par de gestiones en Correos y un banco que en circunstancias «cabales» no me hubiera supuesto más de media hora... Pero no hay forma de encontrar un aparcamiento... lo que queda de dársena está a tope; parte del pueblo, con los accesos cerrados por obras; cada vez más metros de raya amarilla, zonas donde antes se podía aparcar las han hecho de doble dirección a propósito de la acometida del saneamiento por la calle principal y así se han quedado...

Y en el resto posible se han dedicado a pintar pasos de cebra a diestro y siniestro (¿había oferta de pintura blanca?) en todas las esquinas, con el problema añadido (¡oh, mentes pensantes!) de que en la mayoría para hacer el stop o ceda el paso no queda más remedio que situarse encima de los «benditos» pasos de «burros con rayas» porque, si no, imposible comprobar si viene alguien por la calle transversal. Esto me costó una bronca el pasado verano con un veraneante espabilado que me llamó la atención por invadir sus derechos de paseante... Todos los que han de acceder a la N-634 desde Coaña en el puente saben bien de qué estoy hablando.

La segunda cuestión es que como, harta ya de dar vueltas, te arriesgues a parar un ratito en lugar «prohibido» aparece la Santa Inquisición en forma de diligente autoridad y te empapela.

Anécdota increíble: la noche de La Barca, alrededor de las 3 de la madrugada y lloviendo, un señor estuvo a punto de ser sancionado por dejar un momento estacionado su vehículo en los aparcamientos que el Ayuntamiento tiene en exclusividad (aunque sean las tantas de la noche de un día festivo). Una persona testigo del hecho quiso hacer una foto de tan memorable actuación y el ilustrado agente amenazó con requisarle la cámara si no borraba la foto... Aparte de desconocer la ley, poco comentario más merecen.

Llegado a este punto, sinceramente pienso que como sufrido ciudadano no se puede ser ya más paciente; meses y meses de obras, de obstáculos, de acoso policial... la realidad a pie de calle es tal cual la expongo, que no me cuenten milongas los ediles que no necesitan coger el coche si no es para desplazarse fuera de la villa y que, además, tienen garantizado el aparcamiento. Claro que hay personas que se saltan toda norma de convivencia a la torera aquí y en Lima, pero no es excusa para tanta persecución. Lo he dicho en otra ocasión, creo que la misión de los agentes municipales no debería ser recaudatoria o de acoso al ciudadano.

Resumiendo, salvo causa de fuerza mayor, procuro no aparecer por Navia, lugar donde se han forjado algunos de mis mayores afectos y donde ha transcurrido una gran parte de mi vida.

Lugar que amo, pero donde, con gran dolor de mi corazón, ya no puedo sentirme a gusto, por estas y otras razones que, tal vez, en otro momento me anime a desahogar.

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