No estoy yo tan seguro
Recientemente se pudo leer en LA NUEVA ESPAÑA, destacado en titulares, Revilla (el presidente de Cantabria): «Asturias caerá como fruta madura cuando el AVE del Norte esté en Santander».
Fue (posiblemente) en el mes de abril de (seguro) 1969. José Ramón Pérez Las Clotas, desde Lisboa (donde estaba de corresponsal), reseñaba en LA NUEVA ESPAÑA el impacto que, en dicha ciudad, había producido una exposición sobre los Picos de Europa. Posteriormente, en un telediario, comentando dicha exposición, dijeron: «El asombro que había causado»; el comentarista terminaba así: «Por el maravilloso valle de Liébana, acceso natural de los Picos de Europa».
Aquellas noticias de hace exactamente 40 años me conmovieron (también la noticia de hoy) y, sobre la marcha, escribí una carta (que oportunamente publicasteis) detallando los variados accesos (tan cualificados como el de Liébana) que en Asturias tenemos. Pero, a continuación, pasaba a reconocer que «el acceso que verdaderamente, desde hace cuatro años, está cambiando de negativo a positivo el conocimiento de los Picos de Europa, Macizo Central, sí es el valle de Liébana; aunque no por su acceso natural, equiparable a cualquiera de los nuestros. Sino por el telecabinas que la provincia de Santander construyó allí y el eficaz complejo que, con el telecabinas como base, se instaló».
Un par de meses más tarde, acompañado de mi buen amigo José María Gigoso, caminando desde Las Vegas de Sotres, fuimos a conocerlo; lo utilizamos de arriba abajo (posteriormente volvimos a subir) y nos entusiasmó; sobre todo, a mí que, desde aquel día (con muchos períodos de inactividad), estoy proponiendo que en Asturias se construyan algunos telecabinas en emplazamientos que concreto. Pero... a pesar de que el repetido telecabinas de Fuente Dé ha sido y sigue siendo un éxito, que amplió la capacidad de las cabinas de siete a catorce personas y, hace ahora veinte años, son 28 las personas que suben en cada viaje, llegando a «remontar» a 420 turistas o montañeros a la hora; aquí (hay quien dice que la culpa es mía) que podemos ofrecer «los Picos» más hermosos y llamativos, seguimos compuestos y sin telecabinas.
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