Mirar hacia otro lado
Cada vez hay más personas que confiesan la desazón y el desánimo proporcionado al leer la prensa y escuchar los informativos, llegando a tomar la decisión de esquivar el azote diario de las malas noticias, de evitar una indigestión informativa que comienza con el desayuno y se prolonga hasta la cena.
Escribo esto tras llegar a la página diez del periódico, al observar que los titulares y el contenido de los artículos versa sobre la creciente convulsión social vivida en el seno de Europa con motivo de la crisis económica y la adopción de políticas que oscurecen el presente y futuro, el sufrimiento y la tempestad de odio creada cuando el lenguaje empleado para resolver los problemas y las diferencias es el de la guerra, la crueldad infligida por el látigo ideológico del fanatismo político y religioso y la amenaza reiterada de la mano que maneja los hilos de la prima de riesgo.
En ocasiones, uno contempla la opción de iniciar un ayuno informativo, pero, además de la particular adicción a conocer la actualidad, tengo bastantes dudas respecto al beneficio de la anemia. Ignorar y mirar hacia otro lado, ¿mitiga los efectos de la sinrazón o impide que esta prolifere?
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