¿Cenas y transporte público?
Una de las pocas veces al año que nos juntamos a cenar un grupo de buenas amigas decidimos hacerlo fuera de Oviedo (en Colloto), sin coche para estar «tranquilas» y teniendo en cuenta la «eficacia» del transporte público. Después de disfrutar de una espectacular cena y un montón de anécdotas contadas y buenos recuerdos rememorados, nos dispusimos a regresar a Oviedo a eso de la 1.30 horas para continuar la celebración disfrutando de la noche ovetense. Así pues, realizamos la pertinente llamada al servicio de taxis de Oviedo, y cuál nuestra sorpresa cuando nos indican que no pueden realizar el servicio por encontrarnos fuera de su radio de recogida. Preguntamos al camarero que nos atendía y nos confirma que, efectivamente, si queríamos un taxi tendríamos que llamar a los del servicio de Siero, ofreciéndose incluso a realizarnos la gestión. Agradecidas le pedimos que efectuara la llamada, y un par de minutos más tarde nos informa que nuestro taxi está pedido y que tardará unos 30 minutos. Como el tiempo de espera no nos convencía mucho le preguntamos que si eso era normal, a lo cual nos contestó: «depende del día; en los fines de semana tardan un poco más». Siguiendo con la conversación, el camarero nos aclaró que «muchos clientes de acercan hasta la Ferretería Gari Hogar, que ya es Oviedo, y cuando van de camino llaman un taxi, así que enseguida los recogen; casi no hay que esperar, pero tardáis unos cinco minutos en llegar hasta allí!.
Dadas las circunstancias y que el taxi estaba pedido decidimos optar por esperar a que nos pasara a recoger; no tardó mucho más de la media hora que nos habían indicado, pero cuando echamos cuentas concluimos que, con un poco más de tiempo, hubiéramos llegado andando.
La duda que nos surge es si el transporte público es efectivo, y la respuesta que se nos ocurre es que depende de dónde estés. Una cosa tan sencilla como que un taxi te vaya a recoger a la puerta de un local se convierte en una aventura nocturna con un nada despreciable nivel de riesgo, y, sobre todo, si eres mujer: por coger un taxi en un tiempo razonable te tienes que exponer a que te roben, a que te atropelle un coche, a mojarte... O eso, o te olvidas de la prisa que puedas llegar a tener.
El otro día leyendo el periódico, encuentro en esta sección una carta con título «La frontera de los taxis»; me alegró ver que la sensación de descontento que mis amigas y yo tenemos la compartimos con más usuarios del transporte público. Espero que sean muchas más las personas que se quejen, por eso de que «la unión hace la fuerza», tal vez así las autoridades se den por aludidas y regulen mejor el funcionamiento de los famosos «servicios públicos».
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