Iván de Santiago o la ONG Cinismo sin Fronteras
Ahora resulta que Cinturón Verde no tiene deuda. Antes no era municipal y ahora ni siquiera es deuda.
Además, la sociedad se ha erigido en ONG: debe tratarse de Cinismo sin Fronteras, de la que el concejal De Santiago es su presidente honorífico.
Con esta clarividencia que le caracteriza la próxima lección con que nos obsequiará será cómo pagar cuatro hipotecas con un «sueldín»: la clave está en ver la hipoteca como un servicio social y no como una deuda, ¡qué pesimistas son algunos!
Cinturón Verde, señor De Santiago, es una sociedad mercantil que no sólo acumula deudas con los bancos por más de 40 millones de euros, sino que mantiene ociosas más de 3.000 plazas de aparcamiento que nadie quiere comprar, mientras los intereses no dejan de crecer.
En 2008, sin ir más lejos, vendió 55 plazas, tuvo una cifra de negocio de 800.000 euros y pagó más de 2,6 millones de euros de gastos financieros.
¿Es éste el paradigma de política social del Ayuntamiento de Oviedo?: una ruinosa sociedad mercantil que no ha conseguido su objetivo y cuyos agujeros debemos pagar entre todos a razón de más de 2 millones de euros cada año de subvención municipal, una subvención que, por cierto, contabilizan como «ingresos financieros», por si cuela.
Subtítulo: Cinturón Verde acumula deudas con los bancos por más de 40 millones y mantiene vacías más de 3.000 plazas de aparcamiento
Destacado: Este Ayuntamiento se encuentra en una situación económica tan penosa que está paralizado para realizar inversiones o para destinar un solo euro a paliar los efectos del desempleo
Éste es el paradigma de transparencia y de gestión con que nos obsequia el PP en Oviedo:
El Ayuntamiento mantiene una deuda tan grande que es la octava entre los más de 8.000 municipios españoles.
Para atenderla pagó en 2008 más de 25 millones de euros, 13 millones en gastos financieros. Más de 5 de ellos fueron intereses de demora, ocasionados por la nefasta gestión de las expropiaciones, que acaban siempre en sentencias judiciales desfavorables.
Para cubrir estos pagos incurrió en 2008 en un déficit presupuestario de más de 14 millones, es decir, gastamos 14 millones de euros más de lo que ingresamos, a pesar de haber sido un año récord en ingresos, creando un agujero que nos obliga a presentar un plan económico financiero para volver al equilibrio.
Ésta es la verdadera razón por la que no se puede hablar en Oviedo de inversiones, ni de medidas a favor del empleo, ni de apoyo a empresas, ni a familias ni a jóvenes, ni de políticas sociales.
Mientras otras administraciones públicas están incurriendo en déficit para compensar el descenso de actividad y ejecutar medidas excepcionales contra la crisis y en favor del empleo, aquí lo destinamos al pago de deudas, intereses y expropiaciones, que no dejan ningún margen de maniobra para actuar cuando más se necesita.
Este Ayuntamiento se encuentra en una situación económica tan penosa que está paralizado para realizar inversiones o para destinar un solo euro a medida alguna que palie los efectos del desempleo, que ya sufren 14.669 ovetenses.
¡Y en el equipo de gobierno todos tan contentos! El concejal de Patrimonio, orgulloso de la gestión de Cinturón Verde, y el de Economía, encantado con el agujero que él mismo creó: dice que no pasa nada, que el asunto se arreglará solo y antes de fin de año. Grandes lecciones de responsabilidad y buena gestión las que nos dan nuestros gobernantes. En vez de controlar gastos de intereses y farturas –perdón, facturas–, vociferan exigiendo financiación para tratar de rellenar el agujero sin fondo de sus incompetencias.
Mientras el Alcalde siga parapetado en su absoluta irresponsabilidad con el desempleo en Oviedo, es seguro que pretenderá taparla con nuevas andanadas de insultos gratuitos que encarga a sus concejales; insultos que nos dirigen en primera instancia a los socialistas, pero que alcanzan a toda la ciudadanía ovetense que no comulga con ruedas de molino. Al igual que ocurre en el «caso Gürtel», el PP de Oviedo sigue empeñado en evitar su propia responsabilidad y en buscar las culpas a sus problemas en el «empedrado».
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