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Que no hable no quiere decir que esté de acuerdo...

6 de Noviembre del 2012 - Desiree Pérez Arjona (Avilés)

¡Hola a todos! Me llamo Nasky y soy un cachorro de raza Carlino que quiere contaros una historia de lo mal que a veces se portan algunos humanos y de lo buenos que son otros, como la familia que me ha comprado. Si no fuera por ellos seguramente no os estaría escribiendo hoy.

Bueno, a lo que vamosTodo empezó el pasado miércoles 24 de octubre cuando mi futuro dueño vino a buscarme a la tienda Mila Bierzoo, en el Carrefour de Siero, donde previamente me había encargado. Al parecer la dueña de la tienda le dijo que venía de fuera, no quiso decirle de donde pero días más tarde en la cartilla vieron que en esas fechas había estado en Asturias ¡No entiendo porqué la gente dice mentiras! Lo importante para mí era que por fin estaba con mi dueño y no podía quitar la sonrisa de mi graciosa carita.

La dueña de la tienda nos dijo que mi cartilla aún no estaba allí pero que no nos preocupáramos que podía irme sin problemas y que en unos días nos la entregaría. Mi nuevo dueño estaba taaaaan feliz que no le dio más importancia y por fin nos fuimos a conocer a mi otra dueña. ¡Qué ilusión le hizo verme y cuántos achuchones me dio!

Pero algo parecía no ir bien. Estaba tan feliz que al principio pensé que prefería los achuchones, las carantoñas y andar todo el día de un brazo a otro, a perder el tiempo en comer. En toda la semana apenas quise tomar nada, ¡y mira que me gustan esas chuches que me dan! El viernes por la tarde mi dueño decidió volver a por la cartilla pero aún no estaba lista y como seguía sin querer probar bocado, el sábado por la mañana me llevaron a mi primera revisión, que tenía que ser en el centro del veterinario asociado y nos fuimos allí directos. Me quedé mucho más tranquilo porque me estuvo mirando y me dijo que estaba perfectamente. Yo aún soy peque y no entiendo de estas cosas pero mi dueño dijo que algo pasaba porque no era lógico que no comiera nada. El veterinario lo calmó diciéndole que era normal en cachorros, que no solían comer y que además como yo tenía un estómago tan pequeñito. ¡Tal vez los primeros meses vivimos del aire! Tampoco yo entendí ese comentario.

Pero es que la historia no acabó ahí. Cuando desperté después de pasar una noche terrible parecía que mi cuerpecito pesaba diez veces más, no tenía fuerzas casi ni para respirar y empecé a vomitar sin parar. No sabía que me estaba pasando pero ya ni me hacía ilusión que me dieran mimos, sólo quería estar tirado en el sofá y dormir para ponerme bien pronto y poder disfrutar de todos. Mis dueños decidieron llamar a la dueña de la tienda Mila Bierzoo pero no nos hizo caso y como seguía muy malito y el veterinario asociado de la tienda parecía no hacerme mucho caso, me llevaron a otro veterinario. El señor dijo que me tenía que quedar ingresado porque estaba deshidratado o algo así. Yo no quería y pensaba que era muy malo por alejarme de mi familia pero luego entendí que era lo que tenía que hacer para recuperarme rápido. Mi dueño leyó el contrato de venta y decía muy clarito que los 10 primeros días después de la venta del cachorro si éste tiene una enfermedad vírica lo cubre la tienda y que tenemos que llevar al cachorro a su veterinario asociado, pero la verdad es que no encontraron teléfono de urgencia por ningún lado y era domingo. ¡Qué complicado era todo! No llevaba ni una semana con mi nueva familia y sólo les había dado disgustos. Ellos me atendían sin parar y decían que la culpa era de la dueña de la tienda pero ¿cómo podía ella tener la culpa de que yo me pusiera malito?

Al día siguiente se presentaron otra vez en la tienda y por lo que oí comentar a mi dueña la señora les dijo que ella no se hacía cargo de los elevados gastos del ingreso ni de nada, que tendrían que haberme llevado a su veterinario la segunda vez (¡pero si no había teléfono de urgencia!). Eso sí, nos dio mi cartilla. Bueno más bien se la tiro a mi dueño. Soy pequeñín pero ya aprendí que eso no se hace y también entendí que aquella mujer en realidad era muy mala y no quería a los animales que estábamos allí. Mi dueña se enfadó mucho cuando insensible y con actitud chulesca les dijo que lo que tenían que haber hecho era llevarme allí y cambiarme por otro perrito sano. Mis dueños fueron muy valientes y le respondieron que yo no era una camisa para cambiar por otra cuando se estropeaba y que no entendían como podía ser responsable de una tienda de animales cuando se portaba así y hablaba de nosotros como si fuéramos objetos. La señora parecía no entender que somos seres y vivos y eso entristeció mucho a mis dueños. Yo sabía que me querían mucho y que aunque me pusiera malito no me iban a llevar de nuevo a la tienda porque en cuanto estuviera bien les devolvería todo el cariño que me habían dado con creces. Hablamos con el veterinario y por fin nos dijo lo que me pasaba: no me habían desparasitado y mi pequeñito cuerpo estaba lleno de bichos.

Ahora ya estoy muchísimo mejor y puedo disfrutar de toooodos los mimos del mundo pero mis dueños aún están preocupados porque la señora de la tienda además de no querer hacerse cargo de la situación y los gastos sigue siendo la responsable de una tienda de animales, como si nada hubiera ocurrido. He tenido mucha suerte al poder irme de allí pero aún quedan muchos amiguitos que pasarán por manos de esta señora que en realidad ni nos quiere ni nos respeta. Mis dueños ya la han denunciado pero por si acaso yo quería que supierais que tanto ellos como yo lo hemos pasado muy mal por culpa de esta persona así que tenedlo en cuenta y os recomiendo, por todo lo que he sufrido, que no compréis ningún animalito en Mila Bierzoo, Siero e informéis a todo el mundo del trato que reciben los animales en esta tienda.

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