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Y en esto llegó el votante y mandó parar...

29 de Noviembre del 2012 - José Luis Caramés Lage

Los resultados de las últimas votaciones en el País Vasco y en Galicia tienen que hacer pensar al PSOE. La bajada en el número de escaños ha sido contundente y, si se desea que un partido político histórico y tan importante en la democracia española no se diluya, debe hacerse una profunda reflexión sobre varios puntos. Y esto tiene que realizarse a pecho descubierto, sin mirar a quién y con todo el valor del que se pueda disponer dentro de la política, en un tiempo de crisis económica grave.

Lo primero que hay que pensar es en el daño intenso y profundo que ha hecho el Sr. Rodríguez Zapatero en los años en que ha estado de presidente de este país. Este profundo daño –asentado en un intento de desequilibrar emocionalmente al ciudadano, haciéndolo pensar que nuestra Guerra Civil aún no había finalizado; que las comunidades históricas deberían haber logrado ya su soberanía, dado que no se sabía lo que era una nación; que el género femenino más institucional era mejor en todos los aspectos que el masculino, y que burlarse de rituales y simbologías propias y ajenas no tendría consecuencias en la concepción de las cosas y en la visión del mundo de los españoles y extranjeros–, se ha acumulado ácidamente en muchos ciudadanos que no perdonan las burlas a las que se les sometió desde ministerios y plataformas políticas dirigidas por personas muy poco expertas y demasiado sectarias para estar dentro de la política.

Más aun, durante esos ocho años de esquizofrenia calculada, se ideologizó todo lo que se hablaba y se hacía en un intento de teatralizar el orden establecido en muchas personas e instituciones que se escandalizaron ante tanta ocurrencia infantil. La ideologización llevó al país a un teatro de las vanidades y del dinero nunca percibido antes de la misma forma y a utilizar la mentira como un arma arrojadiza a todo aquel que se moviese con comentarios poco complacientes con el poder cada vez más psicológico y menos realista.

La utilización de la mentira en la política se hizo recurso dialéctico y nunca se advirtió al ciudadano de los peligros que corría ante una crisis económica que se veía venir por algunos listos que se prepararon para ella. Los más abrían los brazos al poder para introducirse por sus herrumbres y aprovechar, aunque fuese la grasa de los fregaderos más sucios. Esto dio paso a la suciedad que se extendió como una marea negra por la política, y a que el ciudadano pensase que todos los políticos eran iguales y que todos querían lo mismo.

Con la marcha del Sr. Rodríguez Zapatero nada se alteró en el PSOE puesto que fueron sus ministros los que se pelearon por el lugar que él ocupaba. No se emplearon nuevas ideas, nadie dijo algo novedoso, no se innovaron las estructuras ni las personas y, los que estaban siguieron estando sin preocuparse de nada más. El ciudadano pensó que en el PSOE nada cambiaba, que seguían los mismos y que nada iba a modificarse en realidad.

La realidad se hizo terca y al no tener nada innovador que decir, la cúpula del PSOE comenzó a hacer una oposición basada en una estrategia rudimentaria que consistió en atacar al Gobierno centrando el ataque en el presidente del mismo y en alguno de sus ministros. Esta estrategia, totalmente anquilosada sociológicamente y apartada de cualquier teoría política moderna, no ha producido más que desgaste en la cúpula del PSOE, en donde, por cierto, falta gente preparada intelectualmente, con ideas y con un discurso algo innovador.

Al no saber adónde ir ideológicamente, el PSOE se ha juntado con todo lo que pasaba por la calle y, nunca mejor dicho, en un intento de quedar como un partido moderno, liberado, contestatario, cada vez más inclinado a la izquierda, capaz de apoyar todo tipo de manifestaciones, tanto de grupos obreros como de jóvenes en edad de rebelarse en contra de todo lo constituido. Y esta falta de personalidad es, en verdad, un asunto teórico que tiene que ver con la socialdemocracia, con el futuro de sus teorías y con un pensamiento político que ahora se encuentra totalmente desarraigado y confundido y que debe ser controlado para poder renovarse y sentar una ideología innovadora dentro del siglo XXI y sus grandes transformaciones.

Los actuales líderes del PSOE deben dejar sus puestos a jóvenes instruidos en la Europa actual, en los idiomas, sus culturas y en la contemplación de lo que es un país como Holanda, Dinamarca, Francia, en donde han estudiado parte de su carrera. Deben dejar sus puestos a gente viajada, sabedora de que la diferencia fortalece a cualquier país y que con esa diferencia habrá que comunicarse con el distinto en su idioma y sabiendo de sus costumbres. Deben dejar sus sillas a personas cualificadas que no tengan que vivir de la política y que sepan que hacer con sus estudios y experiencias. Deben dejar sus butacas a expertos en Europa, en la economía de futuro, en la educación del siglo XXI, en el conocimiento y la cultura, y en una política de la solidaridad del ciudadano europeo que busca la libertad, igualdad y fraternidad entre todos los seres humanos en un contexto y un mundo en cambios constantes.

Igualar el mensaje en toda España, haciéndolo innovador y asentado en la realidad del siglo XXI es un deber del PSOE. Para lo cual tiene que hacer salir a la luz a sus mejores jóvenes políticos, sin complejos ni miedos, mientras que los abuelos de la política y los que pasaron por ella sin mucha gloria, se tienen que ir a sus retiros y a sus casas, a gozar de su descanso, aunque no lo hayan merecido.

José Luis Caramés Lage, profesor titular Universidad, profesor honorífico Universidad de Oviedo

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