Si parpadea puede perdérselo
Subirse al coche y hacer los máximos kilómetros posibles en línea recta viendo pasar indicadores, lejos de las gentes y los pueblos parece ser la forma de desplazamiento o de hacer turismo que la era de la globalización nos ha determinado.
Las autopistas producen una transformación en las formas de viajar no solo en cuanto a la velocidad para desplazarse sino en la forma de conocer y percibir un territorio. Asturias, aunque nuestras infraestructuras parecen estar eternamente inacabadas, tampoco es ajena a esta realidad y desde hace algún tiempo me había olvidado en el camino hacia Galicia de cuando llegabas a Luarca blasfemando porque no había autopista.
Hoy, después de unos años de ir por los tramos de autopista necesité hacer ese trayecto, por la antigua N-634 lejos de los indicadores de autopista y cerca de los pueblos y las gentes sentí la necesidad de comprobar la Asturias áspera y cordial, la que te hace blasfemar o creer, que heredamos del pasado y que para cuidar hay que valorar. He disfrutado como nunca pasando por Grado, Cabruñana, La Espina, Luarca, Navia, Tapia..
Ahora que todo se mueve vertiginosamente por autopistas sean de carretera, de ferrocarril, de la información o de telefonía de tercera generación, he vuelto a ver, a sentir y a descubrir aquello que estaba cansado de ver, de otra manera.
Parecía en su día que la autopista del Cantábrico iba a reportar grandes beneficios al Oriente y Occidente astur, sin embargo parece que salvo el aumento especulativo del los terrenos hoy en grave crisis no se ha revitalizado mucho la economía productiva de los municipios costeros.
Ni siquiera en la zona central las autopistas han servido para mucho, salvo para el aumento de la utilización del coche como herramienta de trabajo llegando a saturarse en los horarios laborables ante la insuficiencia de transporte terrestre.
En Mieres, de esto sabemos algo ya que recientemente la mala gestión de una empresa de autobuses ha llevado al aumento de los desplazamientos en vehículo propio con grave problema para la economía familiar y la saturación de los trenes de cercanías.
También sabemos algo de antenas de telefonía móvil de las que estamos bien servidos ya que tenemos dieciséis, unas cinco veces más de las que necesitamos. Otra cosa seria si necesitáramos medir ó protegernos de sus radiaciones porque en ese caso el I+D+I en Asturias no serviría de nada habría que importar de Alemania medidores o productos para protegerse.
En Mieres nos preguntamos ¿por qué Bruselas, donde están los políticos europeos, es el territorio con menos tasa de radiación electromagnética?, ¿por qué las antenas en un gran porcentaje se colocan al lado de colegios o geriátricos?, ¿perversidad? O será que las encuestas a pesar de la vejez y las enfermedades salen mejor y nos muestran como los más felices de Asturias.
Algo sabemos de trenes y camiones españoles como Talgo, Barreiros o Pegaso. Eran los tiempos de que investiguen ellos. Recuerdo el ejemplo de un profesor de Física que nos decía:en Alemania, fabrica pequeña, laboratorio grande. En España, fabrica grande, laboratorio inexistente.
Hoy , por mucho I+D+I que le echen las cosas no han cambiado y tanto la pista de fórmula uno ferroviaria, como el AVE, se compraran a Francia, Alemania ..
Pudiera parecer que uno está en contra del progreso o el desarrollo científico. Nunca más lejos de la realidad. Bienvenidos todos los progresos de las nuevas tecnologías siempre que sean bien aplicadas y mejoren el nivel, la salud y la calidad de vida de los ciudadanos.
A pesar de los debates estériles Grado, Cabruñana, Cornellana, Salas, La Espina .. siguen ahí como si no hubiera pasado el tiempo, en que iban saturados de tráfico. Quizá todavía no estén muertos sino camino de otra cultura donde el progreso, las necesidades, la información y las ideas también viajen en una autopista para todos y no en un AVE que nos convierta en una realidad virtual y al salir del túnel de la variante se nos advierta por megafonía. Estamos en Asturias por favor no parpadeen o se lo pueden perder
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