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Teverga, estación Termini

7 de Enero del 2013 - María del Carmen Inés Fuenteseca

El pasado día 2 de septiembre, en el transcurso de la asamblea anual de la hermandad, me despedí de forma voluntaria como hermana mayor de la Cofradía de Ntra. Sra. del Cébrano de Carrea (patrona del concejo de Teverga) y hoy lo hago ante mis hermanos cofrades, sacerdotes, instituciones, y todas aquellas personas que me ayudaron en el camino, pues creo que es esencial agradecer tantas demostraciones de afecto recibidas y que siguen sonando a diario en mi teléfono. En este largo viaje de quince años por el concejo tevergano, he recibido constantemente vuestro apoyo y también de forma extraordinaria el de los medios de comunicación como LA NUEVA ESPAÑA. La decisión de partir fue meditada y sopesada, aunque en cierto modo me recordó aquella apasionada Mary Forbes de la Estación Termini romana, debatiéndose ante una encrucijada que cambiaría su vida para siempre. No ha sido mi historia, gracias a Dios, aunque comparto con la protagonista del filme el sentimiento de una gran pasión, en mi caso por un trabajo y una singladura inolvidables en Teverga, y que yo resumiría en la frase «Llegué hasta donde pude, e hice todo lo que pude…» Sobre todo no quise, en la medida de lo posible, defraudar vuestra confianza, lo que no me exime de rogar que me disculpéis si en algún momento me equivoqué.

Si tuviese que escribir este mes la carta habitual a mis queridos hermanos cofrades, sería la número 45, incluso dudé en titular esta despedida así, pero al final preferí hacerles llegar mi cariño y agradecimiento con otro título que refleje mucho mejor mi paso por Teverga. Han transcurrido quince años desde el otoño de 1997, cuando llegué para colaborar con las obras de restauración del santuario del Cébrano y me quedé entusiasmada con los teverganos y su historia, con las buenas personas que encontré en mi camino, amigos y seres queridos que ya no están entre nosotros pero que me transmitieron su sabiduría, su afecto y me ayudaron a continuar; disfruté de la tierra de mi madre y de mis antepasados, y sentí como nunca en mi vida esa raza tevergana que tanto percibí en mi madre Manolina de Carrea, y que me impulsó a seguir a vuestro lado.

La Providencia me ha permitido durante estos años hacer camino con todos vosotros y, entre todos, tener el honor de ayudar en la refundación de una obra de la Iglesia asturiana llamada Cofradía de Ntra. Señora del Cébrano de Carrea (patrona del concejo de Teverga), cuya historia, como en las más bellas leyendas, «se pierde en la noche de los tiempos». Siempre dije que las juntas directivas de las cofradías, los párrocos… todos pasamos, pero Teverga tiene una cofradía que ya es patrimonio espiritual del concejo y a buen seguro seguirá siendo cuidada con el esmero y respeto que se merece; no en vano son más de 300 los cofrades que forman esta hermandad solidaria, valiente, fiel, que está en una búsqueda permanente de nuevos campos de evangelización, como corresponde a unos cristianos de base actuales, comprometidos con la transmisión de la fe a través de sus obras y de su coherencia, sin olvidar nunca que la fe sin obras no sirve de nada. Mis hermanos del alma han estado siempre ahí como sauces que se doblan ante los fríos y huracanados vientos de la indiferencia, del abandono, incluso de la falacia; pero sin romperse; con la dignidad del que sufre y perdona. Los hombres somos mudables, pero la cofradía estará ahí como una entidad seria, de gentes reflexivas, comprometidas y coherentes. Lo contrario sería convertir esta obra de la Iglesia en otra cosa, en algo de «quitar y poner», y nada más lejos de esta posibilidad. El respeto por el trabajo de los laicos católicos comprometidos debe de ser la bandera y el aliciente para seguir adelante, ilusionar, e ilusionarse con ellos.

Todos los cofrades han hecho de la cofradía una institución ejemplar y solidaria como corresponde a una asociación laica de fieles; pero de fieles que han subido un escalón más en su compromiso de trabajo con la Iglesia. Esta hermandad no es una asociación de monaguillos, con mi respeto para ellos, y tiene la obligación de estar inmersa en un proyecto renovador para la Iglesia y el concejo desarrollando plenamente su programa espiritual y su compromiso social y humanitario, para que siga llegando no sólo a instituciones asturianas de forma prioritaria, sino traspasando fronteras donde trabajan nuestros misioneros. Y aunque los números pueden parecer a veces fríos, no lo son tanto cuando demuestran que vosotros, con vuestra fidelidad, habéis conseguido llegar a mucha gente a la que posiblemente no conoceréis nunca pero a la que habéis hecho mucho bien, ese bien que sólo Dios conoce y anota. Y como dato significativo de este trabajo ingente de la hermandad y de su constancia y esfuerzo por los desfavorecidos y no natos, la Cofradía aportó más de 17.000 euros en ayudas (Cocina Económica, Cáritas, Tailandia, Perú, Foro por la vida humana, Casa Sacerdotal de Oviedo, etcétera), nos descapitalizamos en el año 2009 y nos convertimos en una cofradía pobre, pero nunca en una pobre cofradía. La colaboración se extendió al mantenimiento del santuario con más de 3.000 euros, y a muchas otras partidas largas de enumerar. La gratuidad ha marcado todas nuestras actividades, siendo el pago de nuestras cuotas anuales y algún donativo la única vía para acometer los trabajos realizados gracias a la generosidad de todos.

Mi experiencia personal me dice que hemos sido una cofradía humilde, con grandes metas, muchas obligaciones y pocas o ninguna atribuciones, pero sobrevivimos. Hemos caminado en desierto y hemos descubierto oasis de paz maravillosos como el que todos vivimos «cantando y orando en el Cébrano al atardecer», donde la nieve, los fríos del invierno y las lluvias no nos hicieron desistir de esos fraternales encuentros en el campal del santuario para el rezo del rosario o el canto de la salve. Queridos míos, tal llegó a ser nuestra falta de recursos, nuestra pobreza, que nos hicimos fuertes teniendo presente que en la oración teníamos el «marco» de nuestra esperanza, como lo tuvo S. S. Juan Pablo II en su querida Polonia cuando presidió la procesión más multitudinaria que se había visto en Varsovia, solo con el marco que contenía el lienzo de Ntra. Sra. de Czestochowa, al haberle prohibido las autoridades sacar la imagen. Este hecho nos inspiró para continuar nuestra oración a las puertas del santuario del Cébrano y mereció la pena: fue una bella etapa de fraternales encuentros.

El Cébrano es un Santuario vivo y todos deben sentirse felices por ello, su restauración material sigue siendo un modelo ejemplar de buen trabajo y respeto por el pasado secular de su historia, la constante actividad de la cofradía es la mejor respuesta a este esfuerzo del concejo de Teverga. De nuevo os doy algún dato de la actividad de la cofradía estos años, se celebraron 51 eucaristías y 4 encuentros de hermandades al día de hoy, y el calendario de la UPAP tevergana, ha visto aumentadas en trece las nuevas celebraciones que hemos aportado, además de las que ya tenemos como fijas los primeros sábados de mes. En todos los actos de culto de nuestro programa espiritual se ruega por los difuntos y se llevan a la Virgen las peticiones y acciones de gracias de los fieles que nos lo encomiendan, sin reservas, con vocación permanente de servicio, compartiendo estos encuentros con todos las personas de buena voluntad que se unen a nuestra llamada de dentro y fuera del concejo.

Los primeros hermanamientos marianos de la diócesis se llevaron a cabo desde la Cofradía de Ntra. Sra. del Cébrano, con las Cofradías de Ntra. Sra. del Viso (patrona del concejo de Salas) y Ntra. Sra. del Carmen de Torazo (Cabranes). Hoy es ya una realidad incuestionable que el mayor movimiento de cofradías marianas de Asturias tiene lugar anualmente en el mes de mayo en el Cébrano, con la asistencia de varias hermandades invitadas que se unen a esta solemne celebración. Para todos mi cariño y afecto sinceros: hemos crecido juntos en este nuevo camino de hijos de María.

El «Libro dulce» nos permitió paliar la humilde economía y nos sigue ayudando, con sus donativos para hacerlos llegar a nuestros hermanos más desprotegidos. Rescatar el canto del ramo y su música es un regalo permanente de la Cofradía a Teverga, logrando que niños y adultos se sumerjan en esta bella experiencia y cuiden la tradición.

Subtítulo: Un apasionante viaje de quince años por el santuario del Cébrano, su cofradía y Teverga

Destacado: Mi experiencia personal me dice que hemos sido una cofradía humilde, con grandes metas, muchas obligaciones y pocas o ninguna atribuciones, pero sobrevivimos. Hemos caminado en desierto y hemos descubierto oasis de paz maravillosos como el que todos vivimos «cantando y orando en el Cébrano al atardecer»

Destacado: Los primeros hermanamientos marianos de la diócesis se llevaron a cabo desde la Cofradía de Ntra. Sra. del Cébrano, con las Cofradías de Ntra. Sra. del Viso (patrona del concejo de Salas) y Ntra. Sra. del Carmen de Torazo (Cabranes).

Trabajé en una junta directiva ejemplar, hemos sido compañeros de trabajo y amigos fieles, les he tenido a todos en los momentos difíciles y en las alegrías que da la vida; para ellos mi cariño y afecto sincero: han hecho historia, y la seguirán haciendo.

Me he sentido ayudada y aconsejada por muchos y excelentes sacerdotes que valoraron el trabajo de la cofradía y fueron sensibles a sus cometidos y a los que tengo especial cariño, algunos de origen tevergano como el P. Maximino, D. Faustino, y otros como D. Gonzalo Suárez, fundador de esta nueva etapa de la cofradía, querido y antiguo párroco de Teverga, que puso su ilusión y esperanza en este proyecto para dinamizar la vida espiritual del concejo, y D. Andrés Pérez Díaz, hermano mayor de honor de la cofradía y vicario judicial de la diócesis, quien nos acompaña desde hace años. Él ha sido el artífice de los hermanamientos marianos, y nos ha sostenido permanentemente con su ayuda, y en la dirección espiritual de la hermandad. Sin él, hoy no existiríamos, nos animó a perseverar cuando las fuerzas nos abandonaban, su trabajo ingente está bien documentado en mi archivo personal. A todos ellos, mi sincero agradecimiento. El hermano Tomás Higarza, tevergano, representa al Instituto Marista en el Cébrano, al que estoy vinculada por lazos profundos de amistad y agradecimiento a la orden de S. Marcelino Champagnat.

Marcharme sin tener un recuerdo lleno de agradecimiento para José Nicieza, encargado de la Casa de Cultura de Teverga, sería imperdonable. Pepito, como lo llamamos cariñosamente, supo ver con fina sensibilidad que nuestra economía no estaba para páginas web; así que en la que tiene la Biblioteca del concejo, insertó con esmero los programas espirituales de nuestra hermandad y todos los actos que se producían mensualmente, dando todo tipo de información a los usuarios, amén de reservas del salón, medios, etcétera.

El Ayuntamiento de Teverga colaboró siempre con la Cofradía del Cébrano y lo hizo desde nuestra Fundación. Deseo agradecer al Sr. Alcalde y al Consistorio teverganos esa deferencia permanente para con nosotros, y su eficacia en la respuesta a nuestra petición de reparación urgente y bien hecha de las vallas que rodean el santuario. Seguiré con gran interés todo lo referente al concejo, me alegro con vosotros y vuestros logros y os animo a seguir avanzado hacia caminos de paz y solidaridad; tenéis en vuestro entorno, arte, cultura, paisaje bellísimo y un capital humano extraordinario. Pero todo ello se quedaría pequeño sin esa mano protectora de la Virgen del Cébrano, nuestra patrona, que llega a todos los lugares de esa bendita tierra.

«El Foro por la vida humana» marca un antes y un después en la divulgación de la defensa de la dignidad humana, desde su concepción hasta su muerte natural, y eso es debido a que hombres de ciencia como los profesores D. César Nombela Cano, D. Nicolás Jouve de la Barreda y D. Jorge Valdés Hevia lo han hecho posible con su trabajo y su conocimiento científico. Me honran su amistad y su afecto, que son correspondidos por mi parte, y lo serán siempre.

¡Qué decir de todas las personas que colaboran de forma desinteresada y generosa con la cofradía y sus proyectos! No tengo palabras, pero ellas saben que están en mi corazón agradecido.

La despedida ha sido larga, pero mi deseo es que os sintáis orgullosos de ser cofrades de Ntra. Sra. del Cébrano de Carrea. Yo también lo estoy, como miembro de la hermandad y como hija de tevergana, con mis raíces plantadas entre gente recia, generosa y solidaria como sois todos vosotros.

Aprendí a conoceros y a quereros como a verdaderos hermanos-hijos míos, cuando una y otra vez escribía vuestras direcciones en los sobres que contenían esas cartas que se colaban en vuestras casas, donde os contaba los avances y os hablaba de los proyectos de la cofradía, que, gracias a Dios, se iban materializando mucho antes de lo esperado. Mis compañeros de junta me informaron puntualmente de vuestros acontecimientos familiares que encomendamos a la intercesión de la Madre, y poco a poco fuimos construyendo una gran familia, gracias a la Providencia, y a vuestro trabajo, paciencia y confianza. El amor incondicional a nuestro prójimo es la esencia del mensaje de Jesús. Tenemos, pues, que estar alegres y confiados. Él maneja el barco de nuestras vidas. ¡Cuánto os voy a echar de menos!

Que nuestra Madre del Cébrano siga siendo, como dijo el poeta Mino Fuenteseca, tchuz pa Teverga, pan pa nuesus tchares» y vuestras vidas sean una Navidad permanente, y el año que comienza venga repleto de paz y trabajo honrado para todo el mundo.

Un recuerdo especial a mi marido Gaspar (q.e.d.), a mi madre Manolina (q.e.d.) y a mis hijos Eloy y Carmen Manuela. Ellos fueron pilares fundamentales en esta travesía.

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