¡Adiós, Navidad!

Me llamo Soledad Barredo Menéndez, tengo 20 años y estoy estudiando en la Universidad. Me considero una chica normal, aficionada a música, a la que le gusta salir con sus amigos de fiesta, y con mucho tiempo ocupado por actividades y estudios (nada fuera de lo común).

Pero supongo que como a muchas personas también me gusta hacer fotografías, y de vez en cuando echarles un vistazo para recordar algunos momentos Esta semana estuve viendo fotos de cuando iba al colegio, y más concretamente de los festivales de Navidad: los decorados, el Belén de la entrada que todos los padres con sus hijos se quedaban mirando y comentando, las luces, los villancicos tradicionales que daban ese espíritu festivo y emotivo al colegio, las felicitaciones que decorábamos en clase con ilusión para luego regalar a nuestros padres ¡Cuántos recuerdos estupendos!

Me siento muy afortunada por tener estas fotos, ¿por qué?, porque tal vez dentro de unos años pueda enseñárselas a mis hijos o sobrinos, o incluso nietos, para que puedan ver (y tal vez sentir) el espíritu de la Navidad que había cuando yo iba al colegio, los valores de humildad, solidaridad y compañerismo que nos transmitían los profesores con ilusión y alegría, las historias navideñas que siempre nos dejaban una sonrisa cuando decían fin

¿Y por qué tal vez no vuelva a ser así? Pues porque parece que ahora la Navidad genera unos valores opuestos: discordia, enfados, intolerancia No hay más que ver el revuelo que se ha generado por la retirada del crucifijo en un colegio de Valladolid, que ha dado lugar a que se reúna el Consejo Escolar de numerosos colegios para decidir «si se celebra o no la Navidad» en los centros educativos.

Muchos colegios han acudido al Consejo, pero sinceramente, yo no puedo quedarme de brazos cruzados viendo no sólo cómo se destruyen poco a poco nuestras tradiciones, sino también nuestras raíces culturales e históricas, porque nos guste o no, la religión ha jugado un papel decisivo en la historia, tanto de España como de Europa y prácticamente de todo el mundo.

Creo recordar que ya en el siglo I el cristianismo llegó a España por el apóstol Santiago el Mayor o Santiago de Zebedeo, y tradicionalmente se le considera el santo patrón protector de España. Con la llegada de los romanos, se instituyó como religión oficial, y ya saltando al año 711, tuvo lugar la Reconquista en España frente a los musulmanes por los cristianos refugiados en Asturias. A partir de aquí tuvo lugar la conformación de los reinos, que terminaron reuniéndose en la monarquía católica (o monarquía hispánica) del Antiguo Régimen a través de la construcción de una personalidad fuertemente religiosa.

La historia, ya sabemos todos como sigue: Reyes Católicos, Inquisición, expulsión de los judíos, colonización y evangelización en América, Contrarreforma, guerras carlistas, y un cambio hacia el anticlericalismo, persecución religiosa, franquismo, Concilio Vaticano II y la Constitución de 1978.

Claramente, esto no es algo que yo me haya inventado. La Historia es la que es, y la nuestra está fundamentada sobre los pilares de una religión, el cristianismo.

¿Qué habría pasado en España si no hubiera tenido lugar la Reconquista? Posiblemente hace relativamente poco habríamos terminado el mes del Ramadán, ¿y qué se estudiaría en Filosofía? Una gran parte de nuestros fundamentos filosóficos tienen base religiosa: Tomás de Aquino, San Agustín, Leibniz, Schubert

Por eso quiero dejar claro que no sólo expongo esto por motivos religiosos, sino porque nuestros orígenes, nuestra cultura, nuestros valores y nuestras tradiciones se fundamentan en una religión.

Por eso me pregunto, ¿hasta dónde se pretende que llegue todo esto?: primero quitamos las cruces, ahora se intenta quitar también los belenes y los villancicos, ¿y por qué no también los adornos en las calles, la cabalgata, las luces navideñas y las tarjetas de Navidad? ¿Y después?, el calcetín de Papá Noel y la Carta a los Reyes Magos. Y si nos paramos a pensar, tampoco esperaremos a nadie en estas fechas, porque no tendrá sentido seguir teniendo vacaciones de Navidad, ni Día de los Reyes Magos. Y si miramos más ampliamente, deberíamos quitar también las vacaciones de Semana Santa y sus procesiones, así como el día de la Inmaculada, Nuestra Señora, y todas las fiestas patronales

Ya sólo nos quedaría rehacer el calendario, y empezar el año por ejemplo el 22 de septiembre, como el de la Revolución Francesa, porque sinceramente, estamos viviendo una auténtica revolución social, cultural y descristianizadora, como recientemente han dicho miembros de la Conferencia Episcopal Española, entre ellos el cardenal Rouco Varela, .

Y una pregunta: ¿qué hacemos con la Cruz de la Victoria de la bandera de Asturias?

¿Conclusión?: rompamos con todo nuestro pasado, con todo aquello en lo que nos han enseñado a creer y con todo aquello que sobre todo en estas fechas nos llena de ilusión, esperanza y buenas intenciones, porque España es un país aconfesional, y no queremos ofender a nadie, ¿verdad?

María Soledad Barredo Menéndez, Oviedo