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Los gases y gaseosas-yacimiento del subsuelo

14 de Enero del 2013 - José Antonio Martínez-Álvarez

En el subsuelo terrestre sea somero, medio, profundo o muy profundo, hay permanente movilización de geo-fluidos gaseosos. Tales substancias se activaron en diversos momentos de la historia cortical terrestre. En unos casos por percolación (circulación dentro de los espacios residuales derivados de la compactación de masas rocosas; en otros, por infiltración a través de la multiplicadas fisuras y chimeneas, constituidas en los diversos subsuelos). En algunos peculiares momentos, volúmenes importantes de gases quedaron prematuramente estabilizados en reductos blindados a la salida exterior o «trampas gasíferas-yacimiento» convencionales. En ciertas más complejas circunstancias tales fluidos-gas permanecieron entrelazados con materia vegetal carbonizada-carbón; también se formaron trabazones con rocas finas bituminosas y con porosidad permeabilidad residual-reducida, por compactación imperfecta de las masas rocosas e incluso debido a sobrecompactación «trampas de compactación».

Estos lugares especiales del subsuelo actúan como recipientes enraizados en sus peculiaridades. Pueden ser considerados tecno naturales «gaseosas» o «geo-gasógenos energéticos». Fueron utilizados y minados por el hombre con diversa intensidad. Ahora las especiales necesidades energéticas y disminución de los afloramientos próximos al subsuelo medio y profundo obliga a buscar los profundos y primarios. Hacer minería para acceder a lo profundo es un hecho naturalizado para las tecnologías de esta ingeniería. Captar estos gases, manteniendo los equilibrios propios del suelo atravesado y del espacio en que se encuentran estas impregnaciones fluidales, es todo un experimento-aunque sea con gaseosa de la actual minería al servicio del desarrollo. Es fácil y comprensible la benevolente exclamación de… ¡Virgencita, que me quede como estoy!, o la más… laica de «experimentos, con... gaseosa de laboratorio». La realidad por desgracia es más dura, y la Tierra continuará geo activa y movilizando, a través de fisuras tensionadas y chimeneas, gases de diversas profundidades. Podríamos decir que el gas, recipiente, embotellamiento y destape de los gases del subsuelo, los produce su propio dinamismo dentro de la tierra. Nosotros sólo podemos predecir dónde está la acumulación y tratar de su explotación en las mejores condiciones. La eliminación de las tensiones de los gases latentes es por otra parte la mejor forma de curar-aminorar ciertos espasmos-desastres naturales terrestres. Sin dejar de exigir toda la responsabilidad del caso para quienes proponen nuevos aprovechamientos de gases energéticos –no convencionales– o de compactación pétrea en subsuelos profundos-muy profundos, conviene recordar cordialmente que la tierra y su subsuelo…, se mueve o permanece remanente... activo. La pasividad radical ecológica no es de este momento científico técnico. No convendría que lo fuese de una circunstancia agresiva socio político, no bien explicado, por sobredimensionamiento de peligros y riesgos. El subsuelo y sus yacimientos tienen su desgraciada prima de riesgo. Sólo debería caber entenderla, ubicarla y asumirla con todos los recursos –no pocos– de la tecnología del momento.

España, en su ámbito de la cordillera cantábrica-asturiana y plataformas submarinas del golfo de Vizcaya, tiene indicios ancestrales de gases energéticos. El conocido «mechero de Caldones» fue la primera floración tecnológica casual de tales gases. Las pérdidas naturales de gas incendiado –bufones de gas–, previas al descubrimiento de la cuenca carbonífera y las afloradas en la minería activa del carbón, son también otras manifestaciones, más desgraciadas. La presencia de rocas fétidas o que desprenden gas al ser rayadas-machacadas y de otras que contienen gotas de petróleo hace fuerte la tesis del permanente dinamismo de gases en este ámbito. Los diversos sondeos positivos para petrol-gas realizados en la plataforma continental asturiana son otro valor a reconsiderar en las actuales circunstancias tecnológicas exploratorias y económicas de la minería energética. El gas y petróleo convencional y no convencional merodearon este subsuelo claramente. Corresponde a este momento decidir la responsabilidad de esperar, actuar o «sobreactuar», dimensionando mediáticamente escenarios de riesgo inevitables, pero cada vez más tecnificados –tecnificables ambientalmente–, contra escenarios de miedo-amedrentamiento social y no de servicio a su crecimiento.

Desde hace años vengo defendiendo las posibilidades geo-energéticas del subsuelo del golfo de Vizcaya pre-continental, continental y litoral. Todavía se resisten los deseos del defensor, pero lo deseado permanece, deambulando por las profundidades del subsuelo. Ojalá que tal movilidad, ni controlada ni explotada, no promocione desastres naturales sin genéticos colaterales.

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