La Teverga solidaria que yo amo
Sin duda alguna, ésta es la Teverga que más amo. Regresa y se hace realidad el recuerdo nostálgico de aquel concejo que batía el cobre y eran una piña –como los vecinos de Fuenteovejuna– a la hora de ser generosos y cumplidores en la «estaferias» (trabajos vecinales colectivos). Aquellas personas que trabajaron con generosidad a finales de los setenta para montar los equipos de fútbol de categoría regional, con la ampliación del campo de La Pumariega y con tanta labor bien hecha; la puesta a punto de las jornadas gastronómicas, hoy de renombre regional con un cuarto de siglo de cocina casera; las buenas comisiones de festejos que iban pidiendo puerta a puerta al vecindario para poder hacer los festejos; las rutas en bicicleta; los cross populares con sus correspondientes homenajes a las personas que por prestigio lo merecían… Y así numerosas iniciativas que vuelven en estos últimos años para mostrar que un pueblo que se quedó huérfano de sus minas, como motor económico, renace de las cenizas con entusiasmo, altruismo y esperanza.
Así se va haciendo patria poco a poco sin desfallecer, porque con las manos unidas siempre se llega muy lejos. A las voces y apoyos del pueblo se han restaurado templos: el Cébrano, con su cofradía y hermandades; Riello, Santa María de Villanueva y nuestra querida colegiata, destinada a ser un montón de ruinas si no nos echamos a la calle.
De esta suerte, dieron sus frutos los desvelos y la labor empleada por «Teverga Solidaria» en su segunda edición de conseguir fondos y alimentos para los más necesitados. Casi cuatro mil euros y una tonelada de comida imperecedera se recogieron a lo largo de varias iniciativas que se desplegaron por varios lugares del concejo.
Una Comisión formada por concejales del Ayuntamiento; el propio alcalde, Belarmino Álvarez; asociaciones de vecinos y de jóvenes aunaron esfuerzos para poder llevar todo el dinero que se ha podido reunir, en esta ocasión, a uno de los campamentos saharauis de Tinduf. Por su parte, la recogida alimentaria fue destinada al Banco de Alimentos de Oviedo.
Las actividades realizadas para la captación de fondos fueron de lo más variadas y ocurrentes: teatro de adultos, banda de gaitas «Camín de Fierro», sobres sorpresa, bolas para el árbol solidario, rastrillo de objetos diferentes, actuación del coro «Valles del Oso» y de forma notoria el concierto del tenor tevergano Juan Antonio Brañas, acompañado a la guitarra por Santos Alonso. Capítulo a parte merece este reencuentro de Brañas con su gente en la Colegiata, que estuvo a rebosar, con tonadas, sus canciones asturianas de siempre y el recuerdo de El Presi a su lado.
Los organizadores han quedado muy satisfechos de la solidaridad tevergana, del vecindario, de los foráneos que acudieron al concejo y, sobre todo, agradecidos de las casas y entidades comerciales y de los participantes en las diferentes actividades que actuaron de forma desprendida. Una vez evaluadas estas jornadas, ya se aprestan para poner en marcha lo que será la próxima edición.
Éste es el concejo que todos amamos. La tierra de nuestros mayores que nos dejaron escrito en lo más alto de Sobia: «Esto que veis no es un legado que os dejamos. Gente, casas con techo, hórreos, y teitus todos de pie; caminos limpios, pastizales sin maleza, paisaje, árboles, osos, urogallos, corzos, truchas, algún lobo que otro…, la palabra dada como si fuera una escritura ante notario, respeto, tolerancia, prudencia, solidaridad, convivencia y Paz es un préstamo que os hacemos, y aquello que se presta se devuelve. Tenedlo siempre presente para que hagáis lo propio con vuestros hijos y las generaciones venideras. Vale».
Si con orgullo llevamos «la oreya llarga», es para escuchar bien esta profunda meditación grabada con cincel en la piedra caliza, hacerla nuestra y tener siempre el eco de sus palabras al alcance de la mano.
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