Tai-jitsu contra matones
La muerte del joven Álvaro Ussía, de 18 años, debería centrar nuestra atención en la formación de los vigilantes y en su selección.
Es absolutamente intolerable e indignante que algunos propietarios de discotecas o pubs contraten para velar por la seguridad en sus locales a matones en vez de contratar personal cualificado psicológica y técnicamente.
Un portero de discoteca necesita, entre otras condiciones, una buena preparación en técnicas de detención y reducción para frenar a cualquier persona que se comporte de forma inadecuada.
Esto puede realizarse de forma que no cause ningún tipo de lesión, mediante técnicas de conducción por una mano, el brazo, etcétera, causando un cierto grado de dolor, si fuera necesario, para obligar a la persona a abandonar el local, pero, en cuanto ésta accede a salir o en cuanto ya está fuera y la situación calmada y controlada, se le suelta y no queda ningún tipo de lesión en la persona expulsada.
El tai-jitsu es una disciplina marcial tradicional y milenaria llegada de Japón. Como profesor de tai-jitsu desde hace más de veinticinco años, he tenido la oportunidad de formar a muchas personas, entre ellas a alguna que ha trabajado de portero en afamadas discotecas de Oviedo. En más de una ocasión, he visto actuar a uno de mis alumnos en un local sacando a alguna persona, y puedo asegurar que, sin utilizar ningún tipo de violencia, simplemente aplicando una técnica apropiada, lo llevaba de la mano de tal manera que no se enteraban ni los que estaban a su lado. De hecho, el portero y el expulsado parecían amigos.
Estos hechos violentos protagonizados por algunos porteros de discotecas han contribuido a que, popularmente, se les conozcan como «matones», desprestigiando a todo un colectivo entre el que se encuentran verdaderos profesionales.
También acabarán sembrando la desconfianza entre los jóvenes que asisten a locales a divertirse y entre sus padres, que, lejos de sentirse tranquilos al saber que sus hijos están en un lugar que cuenta con personal de seguridad, se encuentran con que son esos mismos sujetos, mal denominados «personal de seguridad», los que suponen realmente un peligro para nuestros jóvenes. Así, es como poner al zorro a cuidar las gallinas.
Sería muy deseable que la Asociación de Hostelería o aquella a la que pertenezca este tipo de locales se pusiera en contacto con algún profesional del tai-jitsu que les pueda realizar una demostración, incluso algún curso de formación para este tipo de empleados, pues ellos son, al final, los más interesados en que este servicio que contratan se preste en las mejores condiciones. Se trata de lograr un verdadero «servicio de seguridad», que dé tranquilidad a los clientes y a los padres de los jóvenes. El personal de seguridad debe estar para evitar los conflictos, no para crearlos. La propia practica del tai-jitsu va a contribuir decididamente no sólo a adquirir una buena técnica justa, sino que contribuirá al desarrollo del autocontrol de la persona, algo de lo que algunos porteros carecen totalmente.
Joaquín Muñiz González es cinturón negro 6.º Dan de tai-jitsu, experto director técnico de tai-jitsu de la Federación Asturiana de Kárate, profesor del módulo de defensa personal para guardias de seguridad y vigilantes A. F. A., Oviedo
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