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Un terrícola y unas marionetas

20 de Mayo del 2009 - Gonzalo Ramírez Canella (Langreo)

Nací en La Felguera, que está en Langreo, que está en Asturias; en consecuencia soy felguerino (viruso que dirían los güelos), langreano y asturiano. Como Asturias está en España, soy español y, como España está en Europa, europeo. Siguiendo el mismo razonamiento soy terrícola aunque, para evitar soberbios malentendidos, apartaremos lo de galáctico o lo de universal.

Todo ésto que le comento sencillamente es verdad, así que, por ejemplo, no necesito disfrazarme de asturiano ni por dentro ni por fuera- porque lo soy y así me siento. Porque los sentimientos viven en los corazones, como las ideas viven el los cerebros -que algunas persona tienen dentro de la cabeza- y no sería necesario alardear de cosas que simplemente son naturales.

Pero entonces unos individuos, que adoran el dinero y el poder, deciden utilizar a una subespecie que, para superar sus complejos, no hay otra explicación posible, necesita sentirse diferente y les dicen: Nosotros somos esta nación que por ejemplo podríamos llamar bestias- . ¡Nosotros somos Bestias!. Y lo somos porque hace equis años el señor Visionario fue elegido para descubrir que tenemos algunas peculiaridades comunes y que compartimos algunas semejanzas más entre nosotros que con las personas que viven en el siguiente valle.

¡¡¡Ohhhuugg!!! (Sonido emitido por la subespecie al flipar o lograr una erección) ¡¡Bestias!! ¿¿¿Ohhhuugg!!! .

Pero esos personajes no les recuerdan no les interesa- que hace equis años multiplicados por si mismos veces y veces, allí mismo, allí y en los alrededores, había otros seres, también con costumbres ancestrales, y que según se habían ido descubriendo otras tierras (sí, había más mundo allende su valle) también se habían descubierto otras gentes, y también con cultura... Por no extenderme, el mensaje, en simple, sería que cada uno ye como ye y que para saberlo o, al menos, para sospecharlo no es necesario ser un genio ni un iluminado.

Y entonces van y les dan unas pistolas. Pero no les dicen que la guerra terminó hace mucho ya, ni que pueden decidir su futuro y defender sus ideas con palabras y con votos, ellos y los que piensan diferente y que también llevan viviendo allí generaciones y generaciones, mucho más quizás el señor Visionario (que hasta podría tener un antepasado secreto que habría tenido la desgraciada desfachatez de nacer en otro valle, el muy traidor). Tampoco les dicen que tener a una persona indefensa, atada, de rodillas y pegarle un par de tiros en la cabeza no es de héroes; ni les explican que en las batallas el enemigo suele también ir armado y hasta disparar; que el que mata a sangre fría a alguien que no puede defenderse no es un soldado, no es un libertador, si no un sucio asesino y un cobarde.

Tampoco les recuerdan que en estos tiempos ya no es como antes. Que ahora las personas pueden decidir -hasta cierto punto- quién les gobierne, quien maneje el dinero de sus impuestos vamos, que al fin y al cabo eso es la política, y que hay otros medios, desde el respeto, el mismo que exigen para ellos, para intentar cambiar las cosas que no les gusten. Que ya no hay justificación para las armas, ni una sola. Pero, claro, los que llevan años sin trabajar, viviendo del bandidaje y del asesinato, no pueden permitir que de repente pretendan ponerles un despertador y bien temprano- y obligarles a salir a buscarse la vida dignamente como el resto de los mortales.

Y ellos, los Bestias, aunque parezca olvidárseles, también lo son, mortales digo, no dignos. Y nosotros, los no Bestias, si no lo fuéramos, dignos digo, no mortales, sencillamente podríamos aplastarlos como a cucarachas.

En fin, una pregunta fácil ¿quienes son los tan cacareados fascistas?... ¿los que respetan a sus semejantes?

El resumen sería que hablamos de gente que teniendo, por ejemplo, una tierra y una vaca que, trabajando y colaborando con otros, les permitiría vivir y hacer de su valle y de todos los valles- un lugar mejor donde sus hijos y los hijos de todos los hombres pudieran crecer sanos, en cuerpo y en espíritu, y que pudiendo luchar por ésto y en contra de las muchas injusticias que desafortunadamente todavía hay en el mundo, estos individuos prefieren quemar la tierra con bombas, la suya y la del vecino, y, antes que compartirla, cortarle a la vaca una ubre y una pata, o lo que consideren suyo, para quedarse con ello, aunque se pudra; aunque luego el animal muera; aunque sus hijos, en vez de leche, tengan que beber sangre, que también se acaba

¿Ninguno de ellos es capaz ver que los hilos que los mueven son en realidad cadenas? ¿Es que no tienen quien los quiera? Por favor, ¡que retiren a los titiriteros! O al menos, que los prejubilen.

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