Los obispos auxiliares de Oviedo
La diócesis de Oviedo ha tenido la más destacada importancia histórica, sobre todo durante la Baja Edad Media española, por su constitución ligada, precisamente, al establecimiento del rey y corte de Asturias en Oviedo, en el avance de la Reconquista por parte de los astures y hasta el traslado de la Monarquía asturiana a León. Su primer obispo fue Adulfo (812-26) reinando el rey Alfonso II el Casto, que donó la Cruz de los Ángeles, sucediéndose en la misma decenas de obispos que a lo largo del tiempo también lo fueron de históricas como la de Toledo, Tarragona, Zamora o Sevilla. Y como consecuencia de diversos acontecimientos, en tiempos de don Gutierre de Toledo (1377-89) se le otorgó al obispo de Oviedo el título real de conde de Gijón y de Noreña, que han ostentado hasta hoy mismo –aunque realmente Enrique Vicente Tarancón dejó de utilizarlo tras el Vaticano II– y tuvo en la posterior guerra de sucesión de la casa real de Trastámara la creación por el rey del título de Príncipe de Asturias para el que fuese el heredero de la Corona de Castilla.
En el año 1954, tras la firma el 27-08-1953 del Concordato entre la Santa Sede y el Estado español en el apartado acerca de nombramientos de arzobispos y obispos y vicario general castrense y relaciones con autoridades civiles, siendo titular Mons. Francisco Javier Lauzurica Torralba, por decisión del Papa Pío XII la diócesis de Oviedo es erigida como cabeza de la Provincia Eclesiástica de Oviedo convirtiéndose, por lo tanto, en archidiócesis metropolitana de las sufragáneas de León, Astorga y Santander. Esta archidiócesis queda pues constituida por la mayor parte de los territorios antiguos de las Asturias conformándose en el ámbito de las diócesis ya establecidas en ellos: Astorga (Astúrica Augusta), León (las Asturias de Babia, las dos Babias), Santander (las Asturias de Santillana y Trasmiera) y la propia de Oviedo (Ovetus y Lucus Asturum); quedando fuera de la nueva archidiócesis los territorios astures de Zamora y Benavente (conocidos en la Iglesia como «del pan traer») y la demarcación lusitana de Guimarães, y también quedan fuera los territorios astur-galaicos, pese haber sido el Reino de Asturias el descubridor e impulsor del Campus Stellae (Compostela), el enterramiento del Apóstol Santiago en el límite occidental de Europa. Y que tanto interés despertó en la Corte de Carlomagno en Aquisgrán (Estrasburgo), provocando oleadas de cristianos del Imperio romano-germánico por todo el norte de España, siendo uno de sus lugares de peregrinación preferidos el de la Catedral de San Salvador en Oviedo.
Sucede al arzobispo Lauzurica, Mons. Vicente Enrique y Tarancón (1964-69) entonces, también, padre conciliar como obispo titular que era de la de Solsona. Posteriormente comenzarán las gestiones ante la Santa Sede para que se designen obispos auxiliares en Oviedo, que los ha habido desde entonces, en razón de lo dispuesto en el artículo 25 del Decreto Christus Dominus, del Concilio Vaticano II, firmado el 28-10-1965 por el Papa Pablo VI, sobre la constitución de obispos coadjutores y auxiliares aconsejado por las circunstancias y peculiaridades geográficas, sociales y pastorales propias de cada diócesis, como es el caso de Asturias.
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