A los profesionales sanitarios públicos
En estos tiempos en los que los valores parecen haberse transformado en ruinas, habiéndose perdido hasta el rincón de la memoria en el que se hallaban, es reparador encontrar algún tesoro que nos haga aún confiar en el ser humano.
Estamos en un momento de destrucción de todo lo público, siguiendo las doctrinas neoliberales apoyadas en el más cruel individualismo de la historia y en el principio del privilegio para unos pocos a costa de la mayoría.
La ciudadanía, roto el tejido organizativo, desprendida de la capacidad crítica que anidaba en los seres humanos como condición primera para recordarnos que la armonía no es un simple sueño que anida en el corazón de los hombres, ha perdido toda esperanza.
Pero en medio de esta caótica existencia, hay héroes silenciosos que continúan su labor diaria, a pesar de las inclemencias, aún a costa de su propia salud y a riesgo de su propia vida. Son los profesionales sanitarios de la pública, dragones solitarios que luchan contra la corriente ellos solos, cara a las torrenteras que las políticas neoliberales imponen a su laborioso trabajo.
Sea para ellos este recuerdo y este agradecimiento, al que sumo toda la fuerza de la que es capaz el rincón de mi memoria donde guardo, como un tesoro, el aprecio por la entrega, por la dignidad y por la generosidad de los que luchan para que este mundo sea un poco más llevadero.
Acepten mi humilde corazón como un vaso comunicante que les transmita un poco del apoyo que se merecen.
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