Estrategias para la mujer maltratada
El maltratador, para dejar de serlo, tiene que partir de la soledad, del aislamiento, de reconocer su cinismo al acercarse a las personas que dice que quiere. Sólo desde su aislamiento empezará a dejar de maltratar.
El agresor utiliza la fuerza para autoafirmarse en una sociedad donde debiera imperar la razón y la inteligencia.
Nada ni nadie pueden apagar su sed de violencia contra sus víctimas, sean mujeres, niños o compañeros. Nada puede satisfacerlo, nada puede consolarlo de esa miseria que vive, de ese conflicto que experimenta. Su única defensa es agredir a quien cree amar. Si te das cuenta, tiene un problema muy fuerte de baja autoestima; y la autoestima, como toda actitud, aunque modificable, requiere de un tiempo considerable y de un conjunto de circunstancias que bombardeen constantemente su pensamiento.
El maltratador es una persona muy consciente de lo que hace. Sabe cuándo agredir (especialmente cuando nadie lo ve) y cuándo no hacerlo, y sabe cómo hacerlo (golpear, abofetear, doblar los dedos, utilizar un objeto) dependiendo de las circunstancias. Por lo general, si no es alcohólico o drogadicto, tiende a mostrarse como una persona muy correcta, y el entorno lo considera un tipo ejemplar. Puede incluso ser muy religioso o acceder a cargos de representatividad. Pero es consciente de lo que hace y que debe tener cuidado, porque, si se descubre su lado oscuro, su imagen caerá irremediablemente.
La estrategia de la mujer maltratada debe consistir en persuadirle sutilmente de que si sigue con esas prácticas irá a la cárcel, pero no a la cárcel en sí, sino al horror que experimentaría en la cárcel, porque él sería la víctima del maltrato que causa.
¿Qué hacer en una situación así? La respuesta es simple: aléjate del maltratador, vete; sabemos que no es fácil que, de buenas a primeras, puedas irte. Necesitas ayuda, y ayuda inteligente, desde el aspecto legal hasta el aspecto emocional (no amoríos, sino apoyo).
Es conveniente lo siguiente:
Nunca utilices como amenaza el hecho de denunciarlo para que vaya a la cárcel. Hay que decirle, muy sutilmente, cómo sufrirá una persona común y corriente yendo a parar a una cárcel.
Busca una amiga inteligente, no una escandalosa, sino una inteligente, con contactos, con amistades, con posibilidades de enviarte a otra parte. Le tendrás que decir cuál es tu situación y las dificultades que encuentras para irte. Pero jamás hagas notar que conversas mucho con ella, porque tu esposo te lo prohibirá.
Cuando ya te decidiste, empieza por lo legal, por lo institucional. Sal con tus hijos. No necesitas mucho tiempo para eso; sólo el tiempo que tu esposo sale a trabajar, unas cuantas horas. Ve a la Policía y declara que estás abandonando tu hogar con tus hijos por maltrato de tu esposo. No te demores en denunciarlo, no te demores en formalidades. Simplemente, di que estás denunciando porque estás dejando tu casa y te vas con tus hijos, pero especifica bien que la razón es el maltrato y menciona el tipo de maltrato. Una vez que hagas tu denuncia, aléjate de la Policía, porque intentarán una conciliación, y no necesitas eso. Vete cuanto antes al destino que tienes fijado.
Andrés Presumido, director de la obra de teatro «Ocho mujeres sin piedad», Oviedo
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