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2013 año de la Fé

26 de Febrero del 2013 - Felipe Aller Celemín

"El Espíritu Santo elige al Vicario de Cristo en la Tierra según convenga en cada época a la Humanidad ". Felipe Aller.

El día 11 de Octubre de de 1962 el Papa Juan XXIII -1958/1963- (Angello Giuseppe Roncalli) inauguraba solémnemente en la Ciudad de El Vaticano (Roma) el Concilio Vaticano II. Posteriormente se procedería a la apertura del primer periodo de sesiones. A esta cita inaugural acudieron más de 85 Embajadas Extraordinarias enviadas por paises de todos los continentes, y hasta de Estados que ni tan siquiera tenían relaciones diplomáticas con la Santa Sede, por citar alguno, como Israel o Australia. En los siguientes periodos de sesiones participaron 2.450 Obispos y Prelados de todo el orbe, incluidos los de paises sometidos al Partido Comunista bajo el llamado Telón de Acero tutelados por la URSS, a excepción de 200 Obispos chinos a los que el Partido Comunista-Maoista prohibió viajar y participar. El Concilio sería clausurado por el Papa Pablo VI -1963/1978- (Giovanni Battista Montini) el dia 8 de Diciembre (La Inmaculada) de 1965, concluyendo sus sesiones y trabajos.

El sagaz Pio XII, curtido en los entresijos de la diplomacia internacional, nombra sorpresívamente, por decisión propia y sin consultar a nadie, al cardenal Roncalli como Nuncio (embajador) de la Santa Sede en París.

El General De Gaulle, concluida la contienda mundial, para no ser tachado de dictador, como militar que era, se ve abocado a proclamar la IV República Francesa con la finalidad de democratizar el pais en la posguerra. Y lo primero que exige a todos los Estados que habian tenido relaciones y representantes ante el régimen del General Petain, en el llamado Gobierno de Vichy, que revoquen su representación, retirándolos; esta exigencia incluye a la Santa Sede, y De Gaulle le pide a Pio XII el inmediato cese de 30 Obispos considerados colaboracionistas, de otras tantas diócesis francesas. A la llegada de Roncalli a París, en diálogo directo con De Gaulle, consigue reducir la dimisión a tan sólo 3 de los Obispos franceses. Comienza a labrarse entorno a Roncalli la calumnia de que en París se habría introducido en la francmasoneria, en el Gran Oriente de Francia, hasta alcanzar el relevante grado 33 -hechos jamás admitidos por El Vaticano, incluso rechazados al ser elevado a los altares como Siervo de Dios y Beato- pero es cierto que, al ser designado más adelante Príncipe de la Iglesia por Pio XII, solicitó que fuese el Presidente de la República Italiana el socialista Vicent Auriol quien le impusiese el birrete cardenalicio, y el Arzobispo Roncalli se arrodilló ante él para que se lo impusiera. Los masones, en contra de la opinión generalizada, no son ni mucho menos ateos, al contrario son deistas, creen en la existencia de un dios al de denominan El Gran Arquitecto del Universo.

El perspicaz Nuncio Roncalli, conociendo la división mundial en bloques ideológicos-políticos y su influencia geoestratégica, social y económica tras la contienda mundial, aprovecha su estancia en París -1949/1953- para iniciar un diálogo constructivo con los regímenes socialistas; estableciendo una amistosa cordialidad con el embajador de la URSS Bogolov, la cual sería decisiva más adelante para que el presidente Kruschov liberase y diese todo tipo de facilidades para que los Prelados católicos y ortodoxos tras el Telón de Acero pudiesen salir y entrar de esos paises para asistir y participar en el Concilio. Efectívamente, el que se estaba conviertiéndo en el factotum de la política exterior soviética Gromyko, más que de "guerra fria", lo que estaba propiciando era lo que se denominó "coexistencia pacífica" que tanto interesaba a Roma. Gromyko habia sido sucesivamente embajador en USA -1943-, en la ONU -1946- y en el Reino Unido -1952-; mano derecha de Kruschov en Occidente acaba por nombrarle Ministro de AA.EE. de la URSS en 1957, continuando en el puesto con Brezhnev y retirándose, ya anciano, bajo en mandato de Gorbachov en 1985.

Pio XII nombra a Roncalli Patriarca de Venecia en 1952, pero este permanece un año más en París como Nuncio.

Se sabe que el Papa Pio XI -1922/1939- (Achille Ratti) habia pensado en el año 1932 en convocar un Concilio Ecuménico de la Iglesia y así lo habia consultado al Episcopado -entonces unos 1200 Prelados- pero la situación prebélica en Europa y las convulsiones existentes en todo el mundo -la matanza de miles de religiosos en España a partir de Octubre de 1934 le llevaron a proclamar al Alzamiento Nacional del General Franco como una Cruzada de Liberación- lo desaconsejaron. Poco después el Papa Pio XII -1939/1958- (Eugenio Pacelli) tuvo que asistir consternado, horrorizado y apesadumbrado a los hechos calamitosos de La II Guerra Mundial en Europa, Norte de Africa y todo el Área del Pacífico. A su conclusión decretó la excomunión de los marxistas-leninistas, vigente hasta el dia de hoy al no haber sido rovocada por sus sucesores.

Juán XXIII el dia 25 de Enero de 1959 en una breve alocución, sólo a los Cardenales, dió a conocer su voluntad de convocar un Concilio Universal de la Iglesia en la Ciudad de El Vaticano, aunque es cierto que el dia 21 de Enero se lo habia comunicado y considerado con el Secretario de Estado Cardenal Tardini tal intención. El dia 25 de Diciembre (Navidad) de 1961 Juan XXIII firma la Constitución Apostólica Humanae Salutis con la cual convoca oficiálmente al Concilio Ecuménico Vaticano II.

Nombra a cuatro Moderadores del Concilio, los Cardenales Lercaro, Dopfner, Agagianian y Suenens, que lo presidirán. Y nombra también a diez Consejeros de la Presidencia a los cardenales Caggiano, Rufini, Gilroy, Frings, Spellman, Alfrink, Tisserant, Lienart, Tappouni y al español Arzobispo de Barcelona cardenal Plá y Deniel.

Subtítulo: Cincuenta años del Concilio Vaticano II

En la apertura del Concilio pronuncia las siguientes frases: "En el ejercicio diario de Nuestro Ministerio Pastoral llegan a nuestros oidos algunas insinuaciones que proceden de hombres de gran celo, pero faltos de anchura de espíritu, de discreción y de equilibrio. En los tiempos modernos estas personas no ven más que prevaricación y ruínas, viniendo a deciros que nuestra época ha empeorado con relación a la de otros tiempos. Se comportan como si no hubieran aprendido nada de la Historia, que es sin embargo, maestra de la vida, y como si, en el tiempo de los concilios ecuménicos precedentes, hubieran triunfado plenamente el pensamiento, la vida cristiana y la justa libertad religiosa. En este sentido, nos parece necesario manifestar nuestro desacuerdo con estos profetas de la desgracia que anuncian catástrofes y casi la inmencia del fin del mundo. En el estado actual de las cosas, la buena Providencia nos conduce hacia un nuevo orden de las relaciones humanas, que, a través del trabajo de los hombres y, a menudo, lejos de su esperanza, se orienta al cumplimiento de sus designios supremos e inesperados".

Juán XXIII fallece el 03-06-1963 abriéndose un paréntesis en las sesiones del Concilio, ya que con su muerte parecía cuestionarse todo, a la espera de la elección de un nuevo titular en el Trono de San Pedro. Pero un rápido Cónclave, el dia 21-06-1963, que elegió al lógico heredero en la persona del Arzobispo de Milán el Cardenal Giovanni Battista Montini que tomaría el nombre de Pablo VI -1963/1978- supuso un alivio paro los "aggiornamentistas".

Pablo VI -al que conocí personalmente en una audiencia general en Roma en el mes de Noviembre de 1970- tuvo uno de los papados más difíciles y complicados pero a la vez más comprometidos. Montini habia sido nombrado Arzobispo de Milán -la diócesis más grande de Italia- por Pio XII en 1954 y nombrado cardenal por Juán XXIII en 1958. Su carácter sobrio y abnegado fueron, a la larga, sus grandes virtudes. Asumió los postulados y propuestas del Concilio y procedió a su reapertura el 29-09-1963. Impulsa con decisión el ecumenismo enfatizándolo como misión apostólica; viaja a Bombay -India- , y por primera vez un Papa peregrina a Tierra Santa. En Aman (Jordanía) se encuentra con un jovencísimo rey Husseín para abordar un diálogo sincero respecto al problema judio. En el Huerto de Los Olivos - Jerusalem - se estrecha en un histórico abrazo con el anciano Atenágoras, Patriarca de toda la Ortodoxía, poniendo fín a nueve siglos de Cisma Oriental; posteriormente, en Roma, ante el Metropolita Oriental Melitón se suprimen las mutuas excomuniones y anatemas, y se abroga la excomunión dictada en el siglo XI contra Miguel Cerulario.

Dado el impedimento, a causa de su vejez, del Secretario de Estado el cardenal Cicogiani, Pablo VI y el Cardenal Benelli tienen que encarar desde la Iglesia Católica con el embate del terrorismo internacional de las Brigadas Rojas -asesinato del presidente italiano Aldo Moro y sus 5 guardaespaldas-, el IRA, los Montoneros, Baader-Meinhof, ETA, Sendero Luminoso, Jemeres Rojos, la OAS, OLP, etc., las insurgencias de Fidel Castro, Ernesto "Che" Guevara y Patricio Lumumba, la revuelta de Mayo del 68, e innumerables dictaduras de todo signo. Además, en esta época, comienza una innesorable expansión del consumo de estupefacientes y drogas -como LSD, heroina y cocaina- en el mundo occidental.

Más tarde estaría 11 años al frente de la Secretaría de Estado el cardenal Casaroli, artífice la la "ostpolitik" vaticana, tachado por el sedicioso cardenal Lefevbre de comunista y masón. Lefevbre terminaría con romper con la Cátedra de San Pedro, llegando a un "quasi" cisma, al entender que el Concilio Vaticano II y su aplicación eran heréticos. Hoy parece haberse recompuesto el diálogo con sus seguidores.

El Papa se dispone a afrontar la paulatina reforma de la Curia -el Gobierno de El Vaticano-; el dia 25-01-1965 anuncia la celebración de un Consistorio, que se celebró el 22-02-1965 que crea 27 nuevos Cardenales "de una tacada" hasta alcanzar la cifra de 103 purpurados. Esto fue explicado por el hecho de que se requería una proporción más adecuada a la dimensión alcanzada en el mundo por la Iglesia Católica. El nombramiento de Cardenal, con alguna excepción, habia sido el fijado por el Papa Sixto V en el año 1586 (s. XVI) conformándose el Sacro Colegio Cardenalicio con 70 miembros, a semejanza de los 70 Ancianos gobernantes del Israel bíblico.

El Prepósito General de los Jesuitas, J. Janssens, fallece en Octubre de 1964. Y la Compañía de Jesús elige al español Pedro Arrupe como su Superior General en Mayo de 1965. Arrupe tuvo una destacada intervención en el Concilio sobre el ateísmo.

En el año 2008 falleció el último de los Obispos españoles que asistió al Concilio Vaticano II, José Mª Cirarda, contaba con 91 años de edad. Auxiliar (1960) del Arzobispo-Cardenal de Sevilla Bueno Monreal, Mons. Cirarda, al que conocí personalmente en Santander en 1969, fue también titular de las Diócesis de Santander, de Córdoba y de Tudela-Pamplona hasta su retiro. Tuvo el importante papel durante el Concilio de ser el portavoz-enlace de los Obispos españoles con nuestros periodistas nacionales.

Por parte española acudieron 81 Obispos y Cardenales. Durante aquellos años, el Vaticano II estuvo de moda en la Prensa, Radio y Televisión del país, informando a diario, con interpretaciones y debates, con opciones y resistencias entre la opinión pública y en las respectivas diócesis.

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