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Cudillero, el POLA y la democracia pervertida

22 de Mayo del 2009 - Enrique López de Turiso Sánchez y Ignaciu López (Cudillero)

Cuando la democracia entra en una fase rutinaria tal que se aprecia claramente una creciente brecha entre el pueblo y la clase política, y ésta aprovecha para reforzar su estructura clientelar y de casta, por encima de la interpretación normal de las leyes, el sistema entra en una fase de degradación de difícil vuelta atrás. Contando con el oportuno entramado de leyes-trampa, los dirigentes políticos se alejan definitivamente de las bases sociales que dan sentido al sistema democrático, dejan marcada claramente esa distancia y se olvidan de lo que formalmente defienden en las campañas políticas, porque precisamente sólo se acuerdan realmente de la ciudadanía cuando toca proceso electoral. Así, dan la espalda descaradamente al auténtico sentido de la democracia y la convierten en algo meramente formal, falseado, secuestrado por los intereses de grupo político, fuertemente jerarquizado en sus fidelidades y deudas, piramidal y con enfrentamientos internos de carácter sectario. Pero, no sólo es que conviertan el poder en instrumento de reparto de cuotas o intereses económicos más o menos ocultos, es que además se independizan de la realidad social, asumen esta situación como normal y la venden con ahínco, ante la indiferencia general.

Mientras, las organizaciones sociales de base, que nos organizamos e intentamos defender intereses legítimos, al amparo de las libertades fundamentales, nos vemos ninguneadas, silenciadas o directamente atacadas por todos aquellos que entienden la democracia como el mero ejercicio del voto, y que luego pretenden hacer uso de los puestos obtenidos merced al sufragio para actuar despóticamente, bordeando las leyes o directamente infringiéndolas, amparándose en la fuerza de unos votos que en muchas ocasiones han obtenido a base de fuertes dosis de demagogia e incluso organizando extensas redes de clientelismo, al más puro estilo canovista. Si bien nuestro actual ordenamiento, afortunadamente, no es igual, si tiene en común con aquel el abuso del poder y la perversión que se realiza del sistema.

Desgraciadamente esta situación se sospecha desde hace bastante tiempo que se ha instalado en Asturias, donde los poderes políticos están estructurados de esta forma, y es claramente apreciable en lugares como Cudillero, con un poder municipal que campea de esta guisa desde hace ya muchos años. Cuando organizaciones ciudadanas de base como la nuestra intentamos intervenir denunciando abusos en el planteamiento urbanístico y la organización de territorio, tema que como sabemos está ampliamente ligado a intereses económicos, se nos tacha de “fascistas”, expresión increíble habiendo salido de la boca de quien salió.

En el caso concreto que nos ocupa, hay un asunto que colea desde hace ya tres años, cuando el Ayuntamiento pretendió que se aprobase la construcción de una macrourbanización de 850 segundas residencias en la zona lindante al norte con el monumento natural de la Turbera de las Dueñas, amén de la recalificación a suelo industrial de otra, lindante al sur, ambas en la zona periférica de protección del enclave natural, el más importante de todo el norte de España en su género. Esa urbanización incluía nada menos que bloques de cuatro alturas, en una zona, además, absolutamente rural y pegada a la zona de exclusión de 500 metros que marca el POLA (Plan de Ordenación del Litoral Asturiano.) Además se incluía un convenio con la empresa promotora, ANJOCA S.L. por el que se permutaban los terrenos del actual campo de fútbol del Cudillero, de titularidad municipal, por otros, propiedad de la empresa y afectados por el POLA, y por tanto de bajo valor económico. El Ayuntamiento tendría que forzar la autorización para hacer allí el nuevo complejo deportivo y la empresa se quedaba con unos terrenos, menores pero mucho más valiosos por ser plenamente edificables y situados en el centro del núcleo de Villademar. Nosotros, y otras organizaciones, hicimos las alegaciones oportunas.

Como la CUOTA lo denegara por “inviable medioambientalmente”, el Ayuntamiento de Cudillero volvió al ataque, con sendas modificaciones de proyecto, de nuevo rechazadas, y actualmente con los respectivos requerimientos previos al contencioso-administrativo (que pagarían con el dinero del contribuyente). Este requerimiento intenta “colar” ambos proyectos reduciendo el volumen de edificación y, en el caso de la urbanización, con la desvergonzada propuesta de que unas 50 de las viviendas contarían con algún grado de protección. Qué cosa más enternecedora que se acuerden ahora de esto, cuando lo que únicamente han demostrado hasta ahora es una numantina capacidad de defender intereses privados en turbias operaciones.

Pero como la burra siempre vuelve al trigo, parece que no es suficiente. Utilizando la excusa de los fondos estatales de fomento del empleo municipal, el Sr. Alcalde quiere adelantar la construcción de su complejo deportivo es la zona de costas afectada por el POLA, antes de que le den el visto bueno a su permuta de terrenos con la empresa ANJOCA SL. Para ello, ya cuenta con el visto bueno del Consejo de Gobierno de Principado de Asturias para la una excepción al POLA, pero autorizándole sólo, y eso debe saberlo la ciudadanía, a la construcción de un terreno de juego, sin ninguna otra instalación. Ahora, para poder hacer lo demás, se pretende recalificar otro terreno de la misma empresa de 18.000 m2, y el Ayuntamiento firma un contrato privado con la misma de manera que si no se consigue la recalificación de todos los terrenos implicados (que para eso se compraron baratitos), para luego canjearlos por los terrenos del actual campo del CD Cudillero (de elevado valor económico), el propio Ayuntamiento se los compraría. Negocio seguro para la empresa, ruina cierta para todos los pixuetos. Y como la cosa está un poco achuchada el Sr. Alcalde moviliza a todo el mundo bajo engaño o presión, con un número circense al que ya nos tiene acostumbrados.

Y volvemos en este punto al comienzo de este artículo. ¿Va a respetar ahora el Principado escrupulosamente sus propias leyes, consciente de que ya ha creado un peligroso precedente al aprobar excepciones injustificadas para permitir una instalación para la que existían claramente ubicaciones alternativas? ¿O se va a dejar llevar por presiones, intereses y demagogias pensando que apenas va a haber contestación popular y que el revuelo pasará pronto?

La pelota está, desde luego, en su campo. Nosotros y el sentido común les pedimos cordura y coherencia con el estricto cumplimiento de la ley.

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