Vigencia de 1934
Ya ha salido a la calle el primer fascículo historiando la Revolución asturiana de octubre de 1934. Enhorabuena a LA NUEVA ESPAÑA por tan encomiable empresa: precisamente ahora, 75 años después, cuando del octubre asturiano se avergüenza tanto nuestra «izquierda» europeísta, descafeinada y edulcorada a lo Carrillo, igual que nuestros «sindicatos», por llamarlos de alguna forma, vilmente rendidos al capital; cuando la derecha (al menos eso es lo natural, lo esperable) sigue temiendo, igual que entonces, a nuestros proletarios (mineros, D. E. P.) en forma de demonios y las masas en general consideran aquellos hechos como algo olvidable y objeto de vergüenza según las doctrinas pacifistas y alineantes impuestas por los media; en esta situación, repito... mi más sincera enhorabuena a este periódico por divulgar la heroica historia de un pueblo condenado, hoy, a repetir su secular rabia.
Pues bien, antes de que esto suceda, me gustaría conjurar lo que adivino sucederá en breve a raíz de esta colección facsicular sobre Octubre de 1934: comentarios, diatribas, ataques mutuos de curas y viejos dinosaurios guerracivilistas de izquierda y derecha haciendo recuentos de muertos, de represión, de leyes, de venganzas, de inquinas, de cifras y estadísticas, de citas de autoridad, notas a pie de página, y demás miserias. Bla, bla, bla. Lo de siempre: Pío Mora, Reig Tapia, De la Cierva, Aróstegui, Jiménez Losantos, Santos Juliá, César Vidal, etcétera, y sus sucedáneos de provincia. Todos en el mismo saco del resentimiento, la bilis o el medro. Pasto de hemeroteca.
Por eso he querido escribir esta carta: para expresar mi absoluta oposición a esta actitud que preveo rencorosa, miserable, conservadora al fin y llena de inquinas que ocultan odios, temores y frustraciones. Porque la juventud asturiana, entre la que me incluyo, necesita saber que la Revolución 34 está hoy vigente más que nunca. Y es más joven y más actual que nunca en un momento en que la tiranía del capital campa a sus anchas y en que Asturias, como toda España, es hoy en día campo abonado para los buitres de la especulación, los despidos, el paro, las deslocalizaciones y el trabajo basura.
Hay que volver a la épica del 34 con la mente limpia y el coraje a punto. Sin odios, sin memoria histórica, sin memoria alguna. Sólo atentos a la poesía y al ejemplo. Ojalá esta obra de LA NUEVA ESPAÑA, tan valiente y oportuna en un momento trágicamente parecido a aquel que relata, nos ayude a conseguirlo.
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