Limosna para FEVE
Quiero hacerles partícipes de mi asombrosa experiencia con la empresa FEVE, que tan preocupada está por la pérdida de viajeros que sufre últimamente y que es a todas luces tan inexplicable.
El sábado 16 de marzo acudí a la estación de Gijón con la intención de coger el tren de la línea a Pola de Laviana de las 21:25. Lamentablemente llegué a las 21:27 y me dispuse a esperar al siguiente tren que en teoría salía a las 22:25. A las 22:00 me dirigí a la máquina automática de venta de billetes y previa selección de un billete sencillo de ida para la línea Gijón-Laviana, con destino Sotiello, abono 1,55 euros y obtengo un billete con hora de emisión 22:01. Es entonces cuando al buscar en las pantallas informativas el andén del que saldrá el tren me doy cuenta que el tren a Laviana no está anunciado en ningún sitio y me resulta extraño. Compruebo los horarios en los carteles oficiales y, para mi sorpresa, el tren de las 22:25 ya no es diario y sólo funciona de lunes a viernes laborales. Pero yo he pagado un billete, y lo tengo en la mano. Resignada, me veo obligada a viajar al día siguiente y para ello regreso a la estación el domingo a las 9:20 a coger el tren de las 9:25.
Al hacer uso del billete adquirido el día anterior, el torno no me deja pasar y tengo que dirigirme a la ventanilla para que me arreglen el problema. Y aquí, amablemente, el taquillero me dice que los billetes son para usar en el día de compra y que por eso el torno no se abre. Yo explico que hubiese viajado en el día si hubiese habido servicio y, que dado que no se me permitió viajar el día anterior, que se me habilite ese billete para el día de hoy. Pero es imposible. La única opción es pagar otro billete y el importe del primero darlo por perdido. Manifiesto mi indignación, y que la empresa debe asumir su responsabilidad, ya que si los billetes son válidos sólo para la fecha de emisión creo que es lógico que no se vendan billetes que no se pueden utilizar en el día y que las ventas deberían estar cortadas. Pero el taquillero no puede hacer nada y por ello le compro otro billete, ya a las 9:24, y pierdo el tren de las 9:25 De la puntualidad de FEVE, no puedo quejarme.
Y yo reclamo, por escrito y en la hora de espera que debo afrontar hasta la salida del nuevo tren, la devolución del importe del primer billete y el bloqueo de ventas para servicios que ya no salen en el día para evitar la repetición de sucesos como este.
Y el 26 de marzo, por teléfono, se pone en contacto conmigo alguien del Servicio de Atención al Cliente de FEVE, y me dice que no entiende la reclamación... Me quedo boquiabierta, porque si en una tienda escojo un jersey, lo pago por adelantado y por cualquier circunstancia no hay el jersey pedido ¿el dependiente no me devolverá el dinero o me ofrecerá tener el jersey para otro día? Pues eso, que se quiera obtener un servicio a cambio de dinero, es lo que el Servicio de Atención al Cliente de FEVE no entiende. Me argumenta que sus condiciones generales indican que los billetes son para usar en el día de compra, que es la misma situación de quien compra a las 21:15 un billete de ida y vuelta y no consume la vuelta porque no hay servicios para la vuelta, que en la estación de Gijón hay suficiente información horaria y que informáticamente es imposible bloquear las ventas de forma parcial. Concluyendo: que el dinero no se devuelve, ni me dan otro billete y que sólo me piden que acepte sus disculpas.
Y soy yo la que no entiende nada... ¿Qué hay que disculpar si todo se ha hecho bien? ¿La culpa es mía por querer viajar y pagar? ¿Ahora FEVE vende cartoncitos o da servicio a sus viajeros?
Dar dinero a cambio de nada es lo más parecido que encuentro a dar limosna, aunque prefiero darla (voluntariamente y sin mediar engaño) a quien lo necesite de verdad, no a una empresa que malgasta dinero en trenes que no sirven para sus vías mientras tiene unas condiciones generales, una política comercial, un sistema informático y un servicio de atención al cliente necesitados de una profunda revisión y una severa adaptación a sus viajeros, pues la solución a sus problemas no pasa porque los viajeros nos adaptemos a FEVE.
No quiero terminar sin reconocer la buena disposición del personal de la estación de Gijón que me atendió el domingo 17 de marzo y que soportó mi malestar en ese momento. Es a ellos, en especial a la persona de ventas, a quienes yo sí pido disculpas, por mi agria manifestación de unas quejas respecto a las que ellos sólo pueden actuar como meros transmisores.
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