No es justo

11 de Abril del 2013 - Fermín Gil Alonso (Benidorm)

Sí me parece justo, que varias sentencias estén obligando a los bancos-recientemente un pastón a Bankia- a devolver a los damnificados los dineros invertidos en las llamadas "preferentes". Fueron vilmente engañados. Hasta ahí nada que objetar (no eran inversores a la caza de rentabilidades altas; eran simplemente ahorradores mal informados).

El tema de las preferentes, dada su dimensión, se ha convertido en noticia día sí y día también. Pero existen otros "productos bancarios maliciosos", utilizados por desaprensivos gestores bancarios, que, sin tanta resonancia, también han servido para engañar a confiados-no especuladores- ahorradores.

Pero quiero referirme aquí a esa "chapuza de ley", aprobada por el Gobierno actual, para resarcir a una parte muy pequeña de los estafados. Concretamente me voy a referir a los criterios para asignar el porcentaje del reembolso; a ese criterio basado en la formación del engañado.

Parece ser que todos aquellos que no necesitan firmar con la huella dactilar son tratados como expertos inversionistas. El tener una determinada formación en algunas de las áreas-infinitas áreas del conocimiento-, te convierte en "experto financiero", convirtiéndote así en alguien no indemnizable, pues no eres susceptible de ser engañado.

Estos criterios, creados para, "con muy poquito intentar lavarse la cara" y parecer que resuelven el problema, podría el Gobierno habérselo aplicado a los peces gordos de la banca-esos que se han metido, y nos han metido a todos en esta gran crisis-, porque, esos sí que "son expertos", o al menos cobran como si lo fuesen. Pero no, esos "gestores", o no se enteraban de la fiesta-solo para cobrar- o, en el peor de los casos actuaban maliciosamente.

Querer convertir a un ciudadano normal en sujeto no indemnizable por una inversión no especuladora basada en la confianza "en tu banco de siempre", por el hecho de que sabe leer, es como si tampoco fuese sujeto de indemnización por haberse tomado un alimento dañino por defecto en su fabricación-responsabilidad del fabricante y/o del establecimiento vendedor-. Por las mismas, ese mismo ciudadano no tendrá derecho ninguno si en el edificio donde habita aparecen fallos graves de construcción-aluminosis, por ejemplo-, pues se podría haber informado.

Vaya por delante que este que escribe-por ahora-, no ha sido víctima de ninguno de esos perniciosos productos bancarios. Pero ni ha sido porque sea mas listo, ni mejor inversor ni nada de nada. Simplemente-por suerte-, no pasé por el banco en determinados momentos y nadie tuvo la oportunidad de engañarme. Podría haber "picado" como cualquier otro, y, juro, que sé algo más que firmar con el dedo.

Aunque soy bastante desconfiado y sigo con "mi libretita a plazo fijo" con mis escasos ahorros, reconozco que, ante la insistencia con que algunos empleados bancarios ha perseguido a las víctimas, yo, también pude haber sido una de ellas.

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