La "supuesta" estafa de las preferentes y la deuda subordinada
Cuando mi padre contrató la deuda subordinada con Cajastur, efectivamente no pensaba en otra cosa más que en forrarse descaradamente con el interés mensual que le ofrecía el producto y, además, se sentía muy contento con la duración del contrato, en 2019 con 75 iba a utilizarlo para hacer un safari por Kenia, cosa que nunca tuvo tiempo a hacer mientras trabajó duramente durante más de 43 años.
Además, su Caja, la de Asturias, de la que lleva más de 50 años como cliente, se había acordado de él para ofrecerle este producto tan bien remunerado, con tanta liquidez y con una denominación tan atractiva como la de preferente. Por fin, podía equipararse a la clase política, empresarial, sindical. Hasta le regalaron un bolígrafo de marca para firmar el test Mifid, que tan amablemente se habían encargado de hacer por él.
Bueno, ha sido la envidia de todos sus compañeros, amigos y familiares. Además, como la CNMV avisaba de los riesgos en un folleto pequeñito, pero muy mono, que sólo te entregaban si lo pedías, y el Banco de España seguía su labor inspectora y supervisora viento en popa a toda vela mientras permitía la salida en Bolsa de Bankia. ¡Mi dinero está seguro en este depósito! Pensó.
Ahora se lo cambian por obligaciones convertibles, que suena a algo así como tener un abrigo reversible y no le garantizan recuperar su dinero cuando se convierta en acciones. Pero sigue contento, por eso no piensa en retirar su dinero del ya banco ni emprender acciones legales, tampoco en replicar a los amigos y familiares que le recriminan el dinero ganado hasta ahora y que, además, sabía lo que estaba contratando porque los comerciales se lo explicaron de maravilla y que el problema más importante es que el Oviedo suba a Segunda B.
Una persona puede ser engañada, pero varios miles de personas no son engañadas si no hay una maquinaria detrás que les incite a ello. Ahora la sociedad tiene que ser responsable, actuar, exigir explicaciones, acudir a la justicia y luchar por recuperar su dinero. O su casa. Sus derechos. Yo lo hago y ¿tú?
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