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De praos a matorrales y bosques, es natural

7 de Abril del 2013 - Mario Quevedo de Anta

Parece existir en la Asturias actual un cierto debate acerca de las opciones y prioridades de gestión de la naturaleza. Resumiendo mucho, quizá demasiado, me refiero a la célebre matorralización del campo, ésa que algunas voces consideran un problema. Desconozco si el debate tiene calado en la sociedad en general. No lo tiene en mi entorno, y no lo debería tener en otros; al menos no más que debatir si uno es del Sporting o del Oviedo. Y no debería existir más allá de los términos lúdicos anteriores porque traslada al ciudadano una imagen incorrecta de la naturaleza y del destino de sus impuestos.

Me explico: soy profesor de Ecología en la Universidad de Oviedo, y es mi trabajo enseñar el significado de conceptos como «diversidad» o «sucesión ecológica». Y para enseñarlos me apoyo en varios libros de texto, de los cuales existen numerosas copias en la Biblioteca de la Facultad de Biología a disposición de los alumnos y de cualquiera que quiera verificar mis palabras. Implica esto que no enseño lo que me da la gana, sino conceptos contrastados; imagino que lo mismo ocurrirá con los profesores de, por ejemplo, Epidemiología o Geomorfología.

Con cierta variación semántica dependiente del autor y del traductor, esos libros recogerán una definición para «sucesión ecológica» similar a ésta: cambios progresivos, no estacionales, y direccionales de la estructura de una comunidad tras una perturbación. En términos menos técnicos, la sustitución de unas especies de plantas por otras (y los animales asociados) tras tener lugar alteraciones como tormentas severas, incendios o roturaciones, que eliminan una proporción importante de individuos de las especies presentes.

Es precisamente la sucesión ecológica la que determina que en zonas con la temperatura, precipitación y tipo de suelo predominante en Asturias, cada vez que se abandona un prao se establezcan determinadas especies de matorrales, como paso previo a la aparición de las especies arbóreas nativas si dejamos transcurrir el tiempo suficiente. Es también en el contexto de la sucesión ecológica donde estudiamos que las quemas repetidas disminuyen la cantidad de nutrientes disponibles en el suelo, determinando por tanto qué plantas se podrán asentar posteriormente.

La matorralización es un proceso completamente natural, es sólo un paso en la sucesión ecológica. Es legítimo que a uno no le gusten los matorrales, a gustos colores. Lo que no es legítimo es disfrazar opinión personal de hechos o conceptos técnicos. Y no es del todo trivial esa manipulación de la ciencia: para detener la famosa matorralización hay que detener y revertir la sucesión ecológica, provocando perturbaciones. Y eso se llama manejo. Y cuesta dinero, cuesta inversiones.

Creo que es normal en principio que un determinado sector pida más gasto público para sus intereses o actividades; todos lo hacemos: más gasto en educación pública digo yo, más gasto en mantener pastos dice él. Lo que no debemos decir ninguno es que pedimos por esa vía más gasto en conservación de la naturaleza. Es falso.

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