Asturcones
Llevar los asturcones a las páginas de la prensa porque se van a subastar en un todo a cien cada ejemplar de estos míticos caballos que forman parte de las pinturas rupestres, de los paisajes de la Asturias montañosa, es un despropósito.
No solamente se ha manipulado su efigie, utilizada por la caja de siempre que ha terminado convirtiéndose en un banco que engaña a sus ahorradores y abandona la obra social y cultural.
Ahora que está a punto de morir la industria más arraigada, cuna del movimiento obrero, pan y casa de muchos españoles que escapando de sus pobrezas se introdujeron en pozos de carbón y oscuridad para levantar un país que ya no se acuerda de la contribución de las minas.
Como una especie de plaga bíblica que arrasa con todo, sólo nos queda la sidra porque les chopes cada vez son más inmigrantes y gracias al empeño de la asociación que preside L.F. Capellín, estos nobles equinos que perviven como seña de identidad asturiana.
Por eso ¿no hay otra manera digna de solventar el destino de estos auténticos supervivientes de la reconversión que son los asturcones? Un poco de sentido común por favor.
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