La Azucarera de Pravia vista por un ex concejal de UCD y del CDS
Habiendo sido miembro de la Corporación del Ayuntamiento de Pravia en la comisión de Urbanismo, desempeñado esas funciones en los primeros ayuntamientos de la democracia, deseo hacer algunas consideraciones sobre la actual reedificación de ese emblemático edificio conocido con el nombre de la Azucarera de Pravia, que tuvo desde sus comienzos un destino poco brillante y nada útil.
Su origen se debió a la pérdida de Cuba como colonia española y con ello las importaciones de azúcar. Comenzó su construcción a finales del siglo XIX y empezó a trabajar en enero de 1901, contando con la producción de remolacha que se podría cosechar en las tierras del bajo Nalón, excelentes para el cultivo de este producto y elemento básico para la obtención de azúcar.
Pravia perdió a los dos años de su inauguración, en 1903, su primer impulso industrial que daba trabajo directo a unas 100 personas, teniendo que cerrar la fábrica debido a la bajada de los precios del azúcar que no la hacían rentable.
Pasaron 110 años y sigue sin tener utilidad, hemos contemplado, últimamente, cómo pasó de la más absoluta ruina a una pretendida reconstrucción que no termina de finalizar, su recuperación cuesta la friolera de 4.176.263,60 euros, cantidad a la que asciende su adjudicación a la empresa a quien se encargaron las obras de reparación.
Este problemático edificio está formado por tres plantas: bajo más dos plantas y una cuarta en bajocubierta, la superficie aproximadamente construida por planta es de unos 1.500 m² y otros 600 m² en la planta bajocubierta. El Ayuntamiento parece tener el proyecto de utilizarla en los servicios siguientes: Juzgados, Centro de Iniciativa Empresarial, centro cultural, restaurante-cafetería, oficinas del Principado de Asturias, sede de la Mancomunidad Cinco Villas, Archivo Histórico Municipal y Casa de Encuentros de la Mujer.
Según las dimensiones que en la actualidad se están desarrollando para la puesta en marcha de todos estos servicios, tendremos una superficie aproximada de 5.100 metros cuadrados en oficinas con un volumen de 18.000 metros cúbicos. Suponemos que alguien habrá considerado el importe mensual que costará su utilización al tener que pagar: la limpieza, la electricidad, la calefacción, el agua, los teléfonos, el mantenimiento y su amortización.
Para dar una idea a cualquier lector interesado del gasto que representaría mensualmente este edificio, sería el equivalente a la suma de 51 pisos de 100 metros cuadrados de superficie, solamente en limpieza, alumbrado y agua y unos 70 pisos también de 100 metros cuadrados de gastos en calefacción, a esto como expusimos antes habría que añadir, teléfono, mantenimiento y amortización.
Parece un gasto excesivo que naturalmente tendríamos que soportar los contribuyentes pravianos y que dado los servicios que se desean instalar, algunos próximos a su desaparición, se debería buscar otra solución.
La Azucarera está situada en la parte más baja de la localidad de Pravia, al norte de la misma, colindando con el río Aranguín y construida en la vega de este río. Es la parte más desfavorable climáticamente de todo el espacio urbano de la capital del concejo, algún mes durante el invierno las heladas se mantienen en su superficie por no llegar hasta ellas el sol. Durante muchos años fue utilizada como almacén de carbones, aserradero y almacén de materiales de construcción.
La parte más occidental de esta vega, al otro margen de la carretera Pravia-Agones, está ocupada por establecimientos industriales, taller y venta de automóviles, marmolería, taller de forja, depósitos de gas, matadero municipal, etcétera. Desconozco los motivos por los que una Corporación municipal en unas normas subsidiarias, de hace años, calificó esta parte de la Azucarera como zona residencial, y en el actual Planeamiento urbano sigue en un plan parcial, todavía sin desarrollar, con la misma asignación.
La opinión pública estaba dividida: unos deseaban derribarla cuando era totalmente una ruina y otros reconstruirla como un edificio emblemático de esta comarca. Prevaleció esta última opción, que el alcalde Sr. Solar tomó como banderín de su gobierno.
Los medios económicos que dispone el Ayuntamiento son bastante bajos y los impuestos están ya demasiado altos. La obra faraónica de la Azucarera en que se ha metido la Corporación sobrepasa en sumo grado nuestras posibilidades. Al edificio le faltan unos cientos de miles de euros para su terminación y un gasto mensual, cuando esté en servicio, demasiado elevado: estos gastos llevarían a un endeudamiento municipal del que difícilmente podría salir.
Para subsanar todas estas problemáticas inversiones presentes y futuras, me atrevo a proponer lo que sigue:
El espacio que ocupa el Plan de Ordenación como zona residencial debería modificarse como suelo industrial con los condicionamientos necesarios para la instalación de industrias no contaminantes. Suelo industrial del que Pravia carece y es absolutamente necesario, pudiendo sacar algún beneficio económico al ser la mayor parte del terreno propiedad del Ayuntamiento.
La Azucarera fue construida, en su origen, como un edificio industrial y ése debería ser el destino de su utilización.
El edificio podría tratar de cederse en alquiler a alguna empresa que se debería buscar, condicionándole su terminación además del pago de mensualidades. Asunto a tratar entre oferta y demanda. Consiguiendo este alquiler para una industria, no contaminante, crearía puestos de trabajo que hacen tanta falta e ingresos en vez de gastos al Ayuntamiento.
Como praviano con muchos años cumplidos, me atrevo a escribir esta sugerencia con el simple deseo de ofrecer una idea. Creo que su utilización como Centro de Iniciativa Empresarial, Centro Cultural, Archivo Histórico Municipal y Casa de Encuentros de la Mujer suena muy bien, pero no son de ninguna manera necesidades urgentes.
Somos de un concejo que tiene solamente unos 9.000 habitantes y alguna de estas secciones están establecidas en el edificio de las Antiguas Escuelas; otras, como el Juzgado, habrá que esperar la próxima distribución que está preparando el Ministerio de Justicia, y la Mancomunidad Cinco Villas también es otra de las incógnitas de su continuidad.
Seamos conscientes y demos a la Azucarera una utilidad verosímil, económica, práctica y real, con un uso industrial que es para lo que fue construida y sería su mejor final.
José Luis Suárez Rodríguez, Pravia
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