¿Dónde están nuestros representantes políticos?
Cada cuatro años las urnas nos llaman. Domesticados algunos, no muchos ya, acudimos entusiasmados, y con la sana creencia de que vamos a cambiar algo... Y todo sigue siendo igual. Y ello por la ineficacia e ineficacia que hasta ahora nuestros representantes (y digo nuestros porque los incluyo a todos, de todos los grupos: PP, PSOE, IU, UPyD, verdes y azules, etcétera) han demostrado. Antes se hacía oposición libre o concurso oposición para ingresar en la Administración pública y tener un sueldo público más o menos asegurado. Desde ya hace bastante tiempo quienes no quieren estudiar oposiciones, ni siquiera estudiar y formarse, acceden a la «Administración pública» por medio o a través de un partido político, y se asientan en el escaño que sacaron, o en la correspondiente «asesoría». Son los «funcionarios» de los partidos. Cobran su sueldo mensual, o sus dietas garantizadas y prefijadas, y ya se olvidan de los demás e incluso de la razón por la que están allí. Es más –no muchos, gracias al cielo–, tienen ingresos extras de difícil justificación en cuanto a su procedencia, y surge lo que ahora surge todos los días, según la prensa hablada, escrita o vista: la corrupción de turno que nos atosiga, y atosiga nuestros juzgados y de la que nunca se acaba respondiendo, ni devolviendo. Y vuelvo a mi camino: nuestros representantes, obtenido el escaño, se olvidan de nosotros durante el período de la legislatura, y hacen su vida. No se les puede ver, salvo en la calle, pero tenemos que cruzar de acera, porque si no pueden multarnos o detenernos por atosigarlos o acosarlos. Son intocables durante esos años, y para el pueblo que los votó, invisibles. Es decir, una vez hecho el escrutinio, ya nos olvidan, y aparecen de vez en cuando en algún mitin organizado con comida o cena incluida para sus más adeptos, eso sí, pagando, y él invitado. Se accede a ellos mediante enchufe y por amistad interpuesta. No se sabe dónde mi representante tiene su despacho, dónde puede recibirme para escuchar mis cuitas o reivindicaciones. Sólo se tiene la calle, pero ellos se esconden cuando hay manifestación, a no ser que haya sido organizada por su propio partido y vayan en cabeza, separados del populacho. Es decir: sólo se representan a ellos mismos, a su grupo político y mantienen una enconada lucha a brazo partido y de carácter interno, a lo Fernando Alonso, para coger mejor puesto en la parrilla de salida de las próximas elecciones, con desprecio absoluto y olvido total de quienes verdaderamente los colocaron allí. Éstos son nuestros representantes, y éste es el sentir de los ciudadanos, según mi propia opinión.
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