Seguridad vial, radares, picaresca
De acuerdo con los datos de siniestralidad en España, en el año 2011, 475 personas fallecieron en accidentes de tráfico, según asegura la Dirección General de Tráfico para, a su vez, justificar la intensiva campaña de vigilancia y control de los pilotos «fitipaldis» en las carreteras secundarias que concluyó este pasado domingo día 14. Y se hizo echando mano de todos los agentes disponibles y empleando algunos de los radares móviles –cuyo número y ubicación solo está al alcance de unos pocos– más sofisticados de Europa.
Por pura lógica, lo más normal para el sufrido conductor es sospechar de cualquier coche de color oscuro aparcado en la cuneta, pero la Benemérita y otros cuerpos policiales que tienen estas competencias, se las han ingeniado para disimular, al menos en esta ocasión, los dispositivos de los radares. Por ejemplo, en ciertos contenedores de basura, vacíos de ella, por supuesto, se les ha abierto una ventanita en uno de sus laterales y por allí el mecanismo del radar cumple su función. He recibido de amigos gallegos fotos de esta hasta ahora desconocida picaresca, pero barrunto que en el resto de España habrá sucedido de idéntica forma.
Desde siempre se ha demonizado a los automovilistas como causa de todos los males en la seguridad vial, las cifras de siniestros y víctimas se relativizan siempre en función del número de conductores con actuaciones irresponsables. Pero nunca se habla de ese otro alto porcentaje en que las causas son extrañas al hecho de la conducción y sí tienen origen en la falta de seguridad por ejemplo en el firme de la calzada, deficiente señalización o mala iluminación, entre otras. Y lo que es norma general lo es también particular en cualquiera de sus variantes, como refleja la circunstancia de los radares y sus triquiñuelas para ocultar los temidos ingenios sancionadores.
Si la finalidad principal de estos mecanismos es la de garantizar la seguridad vial y la concienciación ciudadana, no es de recibo que camuflar los radares en contenedores de basura sea el más modélico ejemplo a seguir, ya que ni se colocan en los puntos negros donde el exceso de velocidad multiplica el riesgo de víctimas, ni como ocurrió en esta finalizada campaña, fuera el tema más preocupante.
Por tanto, es bastante lamentable que por una necesidad recaudatoria se pretenda hacer, en el noble cuerpo de la Guardia Civil, una caricatura de toscos trileros de feria.
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