La prohibición de un periódico escolar
La Jueya, es una asignatura opcional en el IES Rey Pelayo, pero no es solo un periódico escolar, es un reducto critico y analítico, que se ocupa de la investigación del patrimonio de la comarca y alrededores, ademas de situaciones de actualidad de todo tipo o al menos lo era hasta este año. La esencia de la asignatura es la investigación pero si se sacan las desafortunadas acciones del la dirección del instituto dando una visión más realista de lo que pasa en el centro, esta se mosquea, patalea y como puede, pone trabas. Que la dirección triunfe en sus pretensiones, depende de que se toleren esas directrices, y de que todos sigan haciendo su trabajo de la misma forma, sin amedrentarse. Es necesario evitar que, al ser una asignatura de 2º de bachiller, con alumnos que se van a la universidad o a hacer un módulo, fuera de la órbita del centro, el director manipule las cosas para tapar los focos que puedan traerle problemas. También hay que conseguir que, con el nuevo año, cuando llega sangre fresca a la redacción, los alumnos se tomen en serio su papel de personas críticas, y no abandonen su derecho de pronunciarse sobre acciones con las que no están de acuerdo. Los alumnos que llegan a día de hoy no pueden dejarse llevar por la idea de que es mejor callarse alegando: es un año, así que no me meto en líos y si no podemos hacer el periódico y publicarlo como se hizo en los siete años anteriores, hacemos cualquier cosa en cinco minutos y despachamos la asignatura porque, total, nadie lo va a leer. En el presente curso, la dirección, al tener vía libre por la parte estudiantil, se creyó con derecho divino a continuar con sus decisiones, y con estos planteamientos, desde principios de curso, el periódico está suspendido, y ni la visita de un inspector con el que se acordó reabrirlo, cumpliendo ciertos requisitos, se ha podido salir de esa situación. Tampoco se reconoce que ciertos profesores, molestos con acontecimientos del año pasado de los que ni el profesor ni la materia fueron responsables, culparon al periódico de ello, y claro, con todo lo que salía a la luz, les resultó fácil difamar a La Jueya.
Cuando la redacción del año anterior se ha ido y no puede defenderse, injurian al profesor culpándolo de todos los problemas que había habido con el objetivo de llamar la atención, y continúan tergiversando un dibujo para promover la interpretación que mas convenga a sus fines . Esas personas que ahora están en el gobierno del instituto han vencido en un partido que solo ellos jugaban contra una portería casi sin red a la que no se le permite detener las acometidas y han instaurado un régimen de control sobre las acciones en el instituto, que es insostenible, pues padres cuyos hijos van a comenzar la bonita ,o no, etapa del instituto, no deben permitir que el régimen de opresión se consolide.
Y además, la directiva ha de saber que no sólo tiene que lidiar con las nuevas generaciones, porque hay alumnos orgullosos de haber participado en la elaboración del periódico La Jueya que harán lo posible por defenderlo. Alumnos que, viendo la situación actual y el futuro que sobreviene, no van a quedar parados, viendo como esta serie de prohibiciones e invenciones por parte de mentes no dignas del cargo que ocupan, amenazan la destrucción de las libertades en el centro, empezando por censurar un buen medio de comunicación y expresión, lo que suena a algo que hubo hace cuarenta años.
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