Semmelweis

23 de Abril del 2013 - Rocío García Vijande (Villar (Luarca))

Ignaz Semmelweis, fue un médico húngaro al que tenemos mucho que agradecerle hoy en la actualidad. A pesar de haber fallecido hace más de siglo y medio, su descubrimiento sigue muy presente en nuestra sociedad, el es el culpable de que hoy en día haya higiene en los hospitales. Este hallazgo parece que estuvo siempre presente, pero hace relativamente poco que se empezó a llevar a cabo.

Semmelweis a sus 28 años ya era un ginecólogo ayudante de La Primera División de Maternidad del Hospital de Viena. Por esa fecha las mujeres habían empezado a dar a luz en los hospitales, pero, a su vez,se había empezado a descubrir una fatal enfermedad, la fiebre puerperal, que acababa con la vida de la mayoría de mujeres especialmente en la División Primera. Esto llevó a Semmelweis a hacer una profunda investigación alrededor de este caso.

La primera hipótesis que se le ocurrió a Ignaz, fue la influencia de una epidemia, pero ésta fue descartada al ver que esta enfermedad no afectaba a la mayoría de la población de Viena y que sólo afectaba a la Primera División.

Al cabo de un tiempo, se le ocurrió la segunda hipótesis: Mujeres de parto callejero. Pero también fue eliminada al poco tiempo ya que morían más mujeres de parto en el hospital que de parto en la calle, con lo cual esta hipótesis era falsa y no era lo que estaba provocando el alto índice de mortalidad.

La tercera hipótesis vendría cuando se dió cuenta del hacinamiento que había en la Segunda División con respecto a la Primera. Esta hipótesis también resultaría falsa porque había más hacinamiento en la Segunda ya que ninguna mujer quería ser ingresada en la Primera por motivos obvios.Con lo cual si había mas hacinamiento en la Segunda, la causa de los fallecimientos en la Primera no era por estar muchas personas en muy poco espacio.

La cuarta hipótesis era el cuidado y la dieta de las pacientas, pero Ignaz rechazó esta teoría ya que eran exactamente igual en ambas divisiones.

La quinta, se la atribuyó a los estudiantes de medicina que hacían reconocimientos poco cuidadosos en las pacientes. Pero tiempo después Semmelweis descubrió que las lesiones provocadas por los estudiantes eran mucho menores que las propias de un parto, con lo cual esta hipótesis acabaría siendo incierta también,

La sexta se la asignó al sacerdote, ya que su paso nocturno por el hospital afectaba al ánimo de las parturientas. Intento corroborar esta teoría obligando al sacerdote a dar un rodeo y suprimir el toque de la campanilla que llevaba para que llegara a la habitación correspondiente en silencio y sin llamar la atención, pero este hecho no ayudó en nada a bajar el número de muertes, pues había las mismas.

Observando a las enfermas, se dio cuenta de que el número de fallecimientos podía haber sido causado por la forma en la que yacían las mujeres y llegó así a su séptima hipótesis. Las puérperas de la Primera División yacían de espaldas mientras que las de la Segunda yacían de lado. Impulsó el cambio de postura de las de la Primera pero su intento quedó en fracaso puesto que esta teoría no era la causa de la muerte.

Finalmente un accidente de su amigo Kolletschka con un escalpelo durante una autopsia le llevaría hasta su octava y última hipótesis. Los médicos del Hospital de Viena daban clases de anatomía con cadáveres sin usar ninguna medida de higiene, después así según estaban iban a atender los partos. Semmelweis observó que los síntomas que su amigo presentaba eran similares a los de la fiebre puerperal. Ignaz llegó a la conclusión de que él y todo su equipo habían sido portadores de la fatal enfermedad porque ellos reconocían a las pacientas sin desinfectarse las manos después de dar las clases forenses con lo cual portaban microorganismos procedentes de materias cadavéricas. Semmelweis ordenó que antes de reconocer a una parturienta había que limpiarse las manos con una solución de cal clorurada para así poder quitar todos los restos.

Ignaz por fin pudo esclarecer los hechos de esta investigación. Lo había logrado. Había encontrado el desencadenante y la solución a este problema.

Pero su investigación no causó el efecto que esperaba, pues las Sociedades Médicas de varios países condenaron su teoría. Ignaz fue expulsado del colegio de médicos y le ordenaron salir de Viena. Al poco tiempo, fue ingresado en un psiquiátrico por las críticas de sus compañeros. Cuando salió, hundió un escalpelo en un cadáver y se hirió a sí mismo. Tres semanas más tarde, en 1865 moría exactamente con los mismos síntomas que las parturientas. Pero su sacrificio no sirvió de nada, tuvieron que pasar 50 años hasta que se aceptara su teoría.

A Ignaz Semmelweis le tocaron vivir unos tiempos difíciles, no tenía libertad de expresión y todo lo que dijera que se saliera de lo normal estaba mal visto. Es curioso como tuvo que pasar tanto tiempo para que por fin se diera por buena su teoría. Hoy gracias a su descubrimiento tenemos higiene en los hospitales y quizás en parte le debamos nuestra vida y el poder seguir vivos.

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