Corrupción, divino tesoro
Atención, clase política y, sobre todo atención gobernantes: la gente os quiere cada día un poco menos. Y se está creando una barrera entre los ciudadanos y vosotros. Me atrevo a decir más: si la encuesta última del CIS responde exactamente a la realidad, el pueblo español ha empezado a hacer mucha reflexión sobre los comportamientos en la realidad nacional. Una encuesta aislada quizá tendría poco valor, pero una sucesión de ellas, aumenta considerablemente el número de ciudadanos descontentos con sus políticos y los encuadra como uno de los grandes problemas del país.
La corrupción y el fraude claro que no son problemas nuevos en España, pero lo que no se puede seguir consintiendo es que políticos, responsables de organismos públicos y miembros de la Casa Real entre otros, utilicen el poder que les otorgan los ciudadanos para enriquecerse y además gocen de impunidad y apoyo de los partidos políticos a los que están adscritos, así como también la lentitud que viene demostrando la justicia.
La continuidad de esta situación es inadmisible y se tiene que buscar soluciones inaplazables y urgentes antes de que la democracia se derrumbe; hay casos como el "Pallerols", por poner un solo ejemplo, que después de dieciséis años voceando su inocencia, ahora de ofrece a los imputados un pacto y estos se declaran culpables para evitar ir a la cárcel. O en otro plano los Gürtel, Millet, Campeón, Eres, ITV, Urdangarín, Bárcenas, etc., que en algunos de ellos después de varios años aún no está prevista la fecha del juicio y mientras los encausados siguen en la calle y ejerciendo en política.
Por otra parte, es indignante que existan políticos que desvíen dinero para la financiación del partido mientras el resto de españoles sufrimos y soportamos (sí, digo bien, soportamos) recortes en sanidad, educación, perdiendo empleo y en ocasiones hasta las viviendas.
Es necesario, pues, que la justicia actúe con contundencia y celeridad ante la corrupción, sea del signo que sea, y se establezcan penas más duras que eviten actividades delictivas. Y, como principio, sean apartados de sus responsabilidades hasta que, al menos, se resuelvan sus casos particulares.
Creemos que todo se resume en una disyuntiva: mayor eficacia y una rapidísima revisión.
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