Terrorismo clínico
Nos consterno la noticia de que en Boston había muerto un niño de ocho años, resulta cruel y repugnante pensar que hay gente capaz de hacer algo así. Lástima que el terrorismo clínico no genere la misma condena social, porque cada aborto es una bomba que estalla dentro de una mochila de piel humana. No se escandalice por mis palabras, sino por el número de víctimas que no son consideradas como tal, por ser fruto del progreso, personas por las que se guardan eternos silencios en vez de un minuto.
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